martes, 21 de agosto de 2018

El periodista Plácido Ibáñez Villena en la época de la Segunda República

Plácido Ibáñez (centro) en un detalle de fotografía por Luis Escobar, 1932.
INTRODUCCIÓN. En el presente artículo, pretendemos estudiar la figura pública del escritor y periodista cenizateño Plácido Ibáñez Villena, a quien podríamos vincular con la generación de intelectuales albaceteños inmediatamente anterior a la Guerra Civil, ya que sus principales aportaciones creativas conocidas corresponden al período 1929-1935.

Según documentos oficiales, Pedro Plácido Ibáñez Villena debió nacer hacia 1903 y su domicilio familiar estaría ubicado en la calle San Esteban, número 2, de nuestra población. Fue hijo del matrimonio entre el comerciante Elías Ibáñez Garrido y Josefa Villena Clemente; y sus hermanos fueron Hipólita, Arsenio, José,  Orencio, Rafael, etc. [1]

Fue Plácido Ibáñez, desde joven, aficionado a la caza (dispuso de licencia de armas para cazar en 1928) y al automovilismo (obtuvo su permiso de conductor en 1929). [2] Junto a estas aficiones, sabemos por sus colaboraciones en prensa, que cultivó, además, la poesía, el periodismo, la música y la fotografía, mostrando siempre un espíritu educado, jovial y galante.

En suma, en sus años creativos, Plácido Ibáñez sería un perfecto ejemplo del inquieto y polifacético sportsman de la época y cabría relacionar su actividad creativa con el surgimiento de una generación de jóvenes intelectuales albaceteños nacidos en los albores del siglo XX e iniciados en las letras en el ámbito de la prensa local y el Ateneo albacetense ya en tiempos de la Segunda República. Las figuras señeras de esta promoción albaceteña serían, entre otros, Francisco del Campo Aguilar  (1899-1965), Alberto Mateos Arcángel (1900-1987), José S. Serna (1907-1983), Matías Gotor y Perier (1905-1987), Eduardo Quijada Alcázar (1905-1979), etc.

1.- COLABORACIÓN CON LA “REVISTA CINEGÉTICA ILUSTRADA” Y “LA UNIÓN  ILUSTRADA” EN 1929. Consecuencia de su afición a la caza, sería su primera colaboración en prensa conocida, precisamente relacionada con la actividad cinegética. Así, en febrero de 1929, Plácido Ibáñez publicó una crónica titulada “Una cazata” en la madrileña “REVISTA CINEGÉTICA ILUSTRADA”, órgano oficial de la Real Asociación General de Cazadores y Pescadores de España. En el artículo, nuestro autor narraba una reciente cacería celebrada en el coto “Cuerno de la Vid” del término de Villamalea. Esta batida de caza se había celebrado bajo los auspicios de algunos vecinos de Villamalea y con la presencia de algunos invitados cenizateños, entre los que se encontraban Antonio Villena y Julián Vergara, además del mismo Plácido Ibáñez.

Cabecera de la "Revista Cinegética Ilustrada", 1929.
Con su característico estilo galante y ameno, el cronista describía las incidencias de la jornada, que habría de concluir en una fraternal comida entre los participantes: “Bajo la campana de vetusta chimenea manchega y rodeando la clásica sartén, que sobre las trébedes simbolizaba nuestro despierto apetito, se comentaron los incidentes de la jornada en fraternal camaradería, no siendo obstáculo la densa humareda que se esparció por la cocina, para que la hinchada bota corriera de mano en mano”. [3]

Fotografía de Ibáñez publicada en la "Revista Cinegética Ilustrada", 1929, con el pie: "Un descanso y un trago".
De nuevo, en octubre de 1931, en la misma publicación cinegética, en un artículo titulado “Tiradas de pichón en Albacete”, nuestro autor daba cuenta de un campeonato de tiro al pichón organizado por el “Club Cinegético Albacetense”, glosando el evento con su habitual expresión elegante y festiva: ”El tiempo también contribuyó, con su bonanza, al mayor éxito de estas jornadas, y el más digno colofón pusiéronle las encantadoras señoritas, familiares de los socios y representantes de la belleza de los partidos judiciales de Albacete, que asistieron a a presenciar las tiradas y, posteriormente a endulzar con un baile  animadísimo, en el chalet del campo de tiro, la amargura de los que, quizá por mirarlas a ellas, erraron el pichón más fácil y, por tanto, perdieron el trofeo. ¡Bendita ley de las compensaciones…!”. [4]

Fotografía de Ibáñez publicada en la "Revista Cinegética Ilustrada", 1929, con el pie: "Un bocadillo, para seguir".
En ambos casos, Plácido Ibáñez acompañaba sendas colaboraciones con fotografías realizadas por él mismo: el primer artículo aparecía ilustrado por dos escenas del grupo de cazadores en un descanso para reponer fuerzas, mientras que el segundo artículo recogía una instantánea del campeón del concurso cinegético albacetense.

Cabecera de "La Unión Ilustrada", 1929.
Del mismo año 1929 conocemos otra publicación de nuestro autor de un carácter completamente diferente, ya que se trata de una colaboración poética en la prestigiosa revista malagueña “LA UNIÓN ILUSTRADA”. Esta composición poética de Plácido Ibáñez se tituló “Soneto a mi espiritual amiga Carmen Younger” y fue publicada en el número correspondiente a octubre de 1929 de la citada revista. En un artículo anterior (pulsar aquí), ya hemos analizado esta valiosa composición poética de ecos modernistas.

2.- UNA CRÓNICA PERIODÍSTICA SOBRE CENIZATE EN 1931. La primera aportación periodística de nuestro autor versó, precisamente, sobre “Cenizate” y con este título apareció en “EL DIARIO DE ALBACETE” en enero de 1931. Este artículo, sin duda, ofrece uno de las descripciones de nuestra población más estimulantes que jamás se hayan escrito y, dado su extraordinario interés, reproducimos en archivo aparte (pulsar aquí) el contenido íntegro de esta crónica periodística.

Cabecera de "El Diario de Albacete".
Este texto está planteado como una serie de tres hallazgos positivos en Cenizate comprobados por el cronista en su regreso desde la capital para un descanso navideño: “Era un lugar de la Mancha, cuyo nombre no puede olvidarse. Con motivo de un permiso navideño y ansioso de abrazar a los suyos, allá se encaminó el cronista, sin grandes esperanzas de otras expansiones que los villancicos, acompañados de zambomba y el suculento pavo y el buen vino. Mas, he aquí transformados, por ventura suya, los tempranos auspicios”.

La primera de las sorpresas positivas será la masiva afluencia de feligreses a la Misa del Gallo, al contrario de lo que era habitual en años anteriores, cuando “había más gente en los casinos que en el Templo”. El cronista atribuye el mérito de esta respuesta popular al párroco D. Juan Paco Baeza, quien “ha revestido de tantos atractivos y comodidades la Casa de Dios, que chicos y grandes de ambos sexos, asisten muy gustosos siempre que pueden”.

La segunda laudable sorpresa sería la primera audición pública de la banda de música local, recientemente organizada y dirigida por D. Antonio García, cuyo mérito se resume con señalar “que lleva seis meses instruyendo a los alumnos, que hace solamente un trimestre que llegó el instrumental y que cobra una peseta por discípulo cada mes”. [5]

La tercera y última mención positiva sería para el joven acuarelista local, Miguel Villena,  quien “tiene concedidos varios premios por la Academia de Bellas Artes de Valencia, y se costea por sí solo la carrera, decorando abanicos en una fábrica importante”.

En conjunto, se trata de un artículo de corte didáctico y constructivo, en el que el autor ensalza tres ejemplos de novedades modélicas en la vida cenizateña y evita, deliberadamente, cualquier referencia a las autoridades municipales o a los conflictos políticos locales que tanto dieron qué hablar en la prensa provincial durante los meses anteriores.  En concreto, nos referimos aquí a la agria polémica suscitada en relación con el cambio de autoridades locales de Cenizate entre marzo y julio de 1930. Unos meses después de este sonado incidente, cuyos ecos se hicieron oír con estrépito en la prensa  provincial, nuestro autor ni siquiera menciona una palabra acerca de esta disputa política en su artículo sobre los aspectos positivos de Cenizate.  (Ver apartado 5 de este artículo).

Igualmente, nuestro autor volvería a abstenerse de escribir sobre asuntos políticos locales cuando, unos años después, la prensa provincial e incluso nacional tratara sobre el apaleamiento en Cenizate de un maestro afiliado al Partido Republicano Radical Socialista en octubre de 1933. (Ver este artículo)


3.- SOCIO DEL ATENEO  DE ALBACETE DESDE 1932. En las páginas de diarios albaceteños de la época, observamos cómo durante el período 1932-34, nuestro autor figura de forma asidua en  la información relativa a la actividad literaria y musical del Ateneo Albacetense.

Así, en enero de 1932, la prensa local albaceteña daba cuenta de una “Velada artístico-literaria en el Ateneo con motivo de la fiesta de Reyes”. La actividad cultural reseñada había consistido en una conferencia sobre el tema “La República y los niños” por José Prat, que había sido precedida de discursos, recitales poéticos y actuaciones musicales a cargo de diferentes socios de la Agrupación Artística del Ateneo. Entre estos prolegómenos artísticos, la nota de prensa mencionaba la participación de nuestro autor en el evento navideño: “Seguidamente, don Plácido Ibáñez y don Joaquín Romero, jóvenes elementos de la Agrupación artístico literaria dieron lectura a inspiradas poesías alusivas a la fiesta que se celebraba”. [6]

La actriz Isabelita Barrón (marcada en el original con una cruz) junto a miembros de la agrupación artística del Ateneo Albacetense (con Plácido Ibáñez en el centro, al fondo) por Luis Escobar en 1932. Fotografía procedente del Archivo de la Imagen de Castilla -La Mancha.
Ya en noviembre del mismo año 1932, Plácido Ibáñez consta como Tesorero-Contador en la Junta directiva de la recién constituida Agrupación Musical del Ateneo. [7] Un año después, en diciembre de 1933, nuestro protagonista interviene como Presidente de la UMA (Unión Musical Ateneo) en la velada artística destinada a conmemorar el primer aniversario de esta agrupación musical. [8] Pocas semanas después, en enero de 1934, habría de pasar a ocupar el cargo de Vicepresidente de la nueva Junta de la Unión Musical Ateneo. [9]

En julio de 1934, nuestro autor intervendría en un programa extraordinario en Radio Albacete organizado por las secciones culturales del Ateneo. El programa constaba de una primera parte literaria y una segunda musical. En la primera de estas secciones, Plácido Ibáñez, como vicepresidente de la Unión Musical, ofreció una charla lírica sobre las “Excelencias de las Artes acústicas” con ilustraciones poéticas del mismo autor. En la crónica periodística de esta velada se refería lo siguiente: “El señor Ibáñez disertó brillantemente, parangonando las Bellas artes entre sí, dando la preferencia a la poesía; por cierto, con ejemplos de exquisita inspiración y originales, entre los que destacaba una bellísima composición dedicada a “Miss Murcia” y otra no menos valiosada titulada “Incertidumbre” de ambiente local. ¡Lástima que permanezca incógnita la protagonista!”. Lamentablemente, no disponemos de más noticias acerca de estas aludidas composiciones poéticas. [10]

En las mismas fechas de julio de 1934, hubo de celebrarse otra velada literario-musical a cargo del Ateneo Albacetense en la Casa Provincial de Maternidad, de nuevo con la intervención en el uso de la palabra de nuestro protagonista: “Lee después un bello trabajo original el Vice-presidente de “Unión Musical Ateneo”, don Plácido Ibáñez, en el que canta las excelencias de la fe, con la belleza de lenguaje, tan característica en él y haciendo unas citas poéticas, que lograron cautivar la atención de chicos y grandes”. [11]


4.- COLABORADOR HABITUAL EN LA PRENSA LOCAL ALBACETEÑA DESDE 1933. A partir de 1933, Plácido Ibáñez comenzó a publicar, esporádicamente, artículos en la prensa albaceteña, siempre con su inconfundible estilo fluido, elegante y ameno. Se trataba, al parecer, de colaboraciones esporádicas, no sujetas a una periodicidad fija o temática establecida. Las incursiones de Plácido Ibáñez en la prensa local de las que tenemos constancia aparecieron, en su totalidad, en los periódicos “Defensor de Albacete” y “El Diario de Albacete”.  [12]

El primer ejemplo de este tipo de colaboraciones de Plácido Ibáñez sería la crónica de septiembre de 1933, publicada en “EL DIARIO DE ALBACETE” y titulada “Excursión a Belén. Notas de un viaje”, donde refiere en tono festivo y mundano un viaje y estancia en una finca de Almansa con ocasión de la romería al Santuario de la Virgen de Belén: “Con los primeros albores, salimos de Albacete, y el trayecto que nos separaba del punto de destino, ya fue digno prólogo de los ratos que allí disfrutamos. Desde que el convoy se puso en movimiento, se apoderó de todos el buen humor, y entre los chistes improvisados de Amelia Montero, las contorsiones de Perico Díaz y alguna placa de gramófono que amenizaba el traqueteo, devoramos los primeros kilómetros y el primer bocadillo, que en un ambiente tan cordial de camaradería nos supo a gloria”. [13]

Cabecera del diario "Defensor de Albacete".
En enero de 1934 Plácido Ibáñez firma otra crónica en el “DEFENSOR DE ALBACETE”, titulada “Charla con el director de la Orquesta Valenciana de Cámara”. Este artículo consiste en una entrevista a Francisco Gil, director de la citada orquesta valenciana, en fechas cercanas a la actuación de esta orquesta en la sala Central Cinema de Albacete. De nuevo, en esta colaboración de prensa,  deja nuestro autor destellos de su brillante y fácil capacidad expresiva. Así, por ejemplo, al llegar al domicilio de su entrevistado, anota lo siguiente: “En el interior se escucha como un pugilato entre las armónicas notas de un violín y los trinos sostenidos de un canario. Cesa el primero por dejar libres sus manos para estrechar las nuestras con amabilidad”.  [14]
                     
5.- FUNCIONARIO DE PRISIONES EN VALENCIA DESDE 1934. Ignoramos cuál sería inicialmente la situación laboral de Plácido Ibáñez en la capital albaceteña, si bien suponemos que desempeñaría transitoriamente algún puesto como funcionario a la vez que preparaba oposiciones a destino público. [15] En este sentido, sabemos que en diciembre de 1933 el Ayuntamiento de Albacete desestimaba una instancia de nuestro autor “solicitando continuar prestando servicio en la Delegación provincial del Consejo del Trabajo”. [16]

Prisión de San Miguel de los Reyes en Valencia.
Escasos meses después, en marzo de 1934, obtenía plaza en las oposiciones al recién creado Cuerpo de Seguridad interior de las Prisiones, siendo destinado a la Prisión Central de San Miguel de los Reyes, en la capital valenciana. [17] El Monasterio de San Miguel de los Reyes, actual sede de la Biblioteca Valenciana, fue utilizado, en efecto, como prisión desde mediados del siglo XIX.

En agosto de 1934, una nota suelta de “El Diario de Albacete” daba cuenta del traslado de residencia de nuestro autor por motivos de incorporación a su destino laboral: “Marchó a Valencia el funcionario de Prisiones y colaborador nuestro don Plácido Ibáñez Villena”. [18]

Ya en su nueva posición profesional y en el corto plazo de unos meses, la defensa o el ejercicio de su labor como funcionario de prisiones habrían de granjear a Plácido Ibáñez complicaciones o dificultades por motivos políticos, según podemos deducir de sendas notas de prensa a las que en seguida nos referiremos.

Cabecera de "Vida penitenciaria", 1934.
El primer eco periodístico de esta serie de noticias problemáticas para Plácido Ibáñez sería un artículo suyo titulado “Comentarios” y publicado en la revista “VIDA PENITENCIARIA”, nada menos que en octubre de 1934. El texto está fechado en septiembre de 1934 pero su publicación después de los hechos de la fracasada Revolución de Octubre de 1934 habría de poner, sin duda, a nuestro autor en una situación incómoda. Este artículo de “Comentarios”, en realidad, carece de intención política y está dirigido a reivindicar la consideración laboral del recientemente creado cuerpo de Guardias de Seguridad Interior de las Prisiones, que se acababa de constituir y al que Plácido Ibáñez acababa de acceder por unas recientes oposiciones. Como integrante de esta pionera plantilla de Guardianes interiores, Plácido Ibáñez comentaba un artículo publicado anteriormente en la misma revista y firmado por Manuel Jiménez Varona, alto funcionario de prisiones. [19]

La intención de nuestro autor con sus “Observaciones” es reclamar para su cuerpo profesional similares consideraciones y derechos que los observados con la categoría de Oficiales de Prisiones. El tono de este artículo es el habitual galante de nuestro autor, aunque en esta ocasión no está exento de una contundencia expresiva que no encontramos en sus escritos anteriores: ”En primer lugar, consideramos impropio el epígrafe que pone a su crónica el Sr. Jiménez, toda vez que en ella solamente aboga por las mejoras en la categoría de Oficiales, omitiendo cuanto se refiere a escalas superiores y, lo que es más sensible, menospreciando nuestra modesta clase de Guardianes interiores”. En el número siguiente de la revista “Vida penitenciaria”, Jiménez Varona respondería a este y otros comentarios de su polémico artículo, zanjando esta controversia con refinadas fórmulas de cortesía a la par que rotunda carga argumental. [20]

El segundo eco periodístico relativo a la actividad profesional de nuestro autor aparecería en febrero de 1935 en “EL DIARIO DE ALBACETE” y consistiría en una crónica escrita por el mismo  Plácido Ibáñez y titulada “González Marín actúa en un presidio”. En la nota de prensa, se daba cuenta de la actuación del recitador Manuel González Marín en la Prisión Central de San Miguel de los Reyes en la capital valenciana. En este evento, el referido artista recitó con gran éxito los versos de “El Piyayo” (José Carlos de Luna), “El contrabandista” (Zorrilla), “El embargo” (Gabriel y Galán), etc., acompañado a la guitarra por el propio cronista, Plácido Ibáñez, funcionario del mencionado establecimiento penitenciario. La nota de prensa donde se da la noticia está redactada con el inequívoco estilo de nuestro autor: “Con esta fiesta improvisada y de tan grata recordación, puso de manifiesto el ilustre  y culto Director del Establecimiento penitenciario, don Simón G. Martín del Val, su interés por difundir la cultura y llevar al ánimo de los reclusos, lenitivos espirituales que aminoren sus tristezas y despierten sus propósitos de regeneración”. [21]

Suponemos que este significado activismo sindical y cultural en el complejo ambiente de las prisiones después de la fracasada Revolución de 1934 habría, sin duda, de granjear a nuestro autor problemas personales a los que, veladamente, se habría de referir en su última colaboración periodística conocida.

6.- EL HOMENAJE AL PERIODISTA ALBACETEÑO JOSÉ RUIZVA EN 1935. A un año escaso del estallido de la Guerra civil, en mayo de 1935, la prensa albaceteña daba cuenta del banquete celebrado en el “Hotel Regina” en homenaje al periodista local José Ruizva por su reciente éxito en la organización de una fiesta para elegir la belleza representativa de la Mancha.  Asistieron a este homenaje autoridades locales y provinciales, directores y redactores de las distintas cabeceras de prensa de la capital y… varias misses y representantes de la sociedad albaceteña. En el evento no faltó la lectura de algunas composiciones poéticas compuestas para la ocasión, siendo especialmente celebrada la enviada por Plácido Ibáñez. La aportación de nuestro paisano fue leída por “el señor Fernando Gascó”, dado que el autor residía en Valencia por motivos laborales. “EL DIARIO DE ALBACETE”, del que Plácido Ibáñez era corresponsal, reproducía íntegramente su contribución poética a este simpático agasajo dedicado al periodista José Ruizva. El poema, fechado en Valencia en mayo de 1935, se titulaba “Mi granito de arena” y, en estilo ligero y festivo, decía lo siguiente:  [22]
 “Querido amigo Ruizva:
por EL DIARIO me entero
de que te dan un potaje
los restantes compañeros,
y en la imposibilidad
de asistir al homenaje,
cual sería mi deseo
acepta como adhesión
estas líneas de un coplero
que, por malo, está en prisión”.

Se aclaraba, a continuación, que el autor de los versos era funcionario de Prisiones y continuaba el poema, sin abandonar el tono amistoso y mundano, elogiando la figura del periodista Ruizva:
“A decirte la verdad,
te admiro como cronista,
me entusiasmas como artista
y creo merece más
un tan sagaz periodista”.

La broma risueña de este amistoso homenaje concluía con una advertencia formulada con gracia y, acaso, también un poso de amargura:
“…pero escúchame un consejo
que aprendí, para mi daño,
un día que me hice viejo
por causa de un desengaño:
<<Si escribes en lo futuro
y la epidermis estimas,
no te vendas por un puro
ni de política escribas
aunque te larguen un duro>>.

Plácido Ibáñez concluía el amistoso homenaje con una invitación a todos los asistentes a brindar por el periodista Ruizva:
“Y ahora, ¡venga champán!
siga la juerga en creciente
¡brindemos por la amistad!
¡Viva José Ruiz Valiente!”.

Aquella festiva recomendación acerca de mantenerse alejado de la política habría de ser muy celebrada en aquel ágape de mayo de 1935 y, sin embargo, considerada con perspectiva histórica, habría de resultar tristemente profética. En efecto, en poco más de un año, la evolución de la situación política española habría de arrollar las vidas de todos los presentes en aquel amable banquete, donde se mezclaron cordialmente representantes de distintas ideologías políticas de la sociedad albaceteña. [23]

Ignoramos a qué circunstancias personales aludía nuestro autor cuando aconsejaba a su amigo Ruizva que evitara escribir sobre política: “…pero escúchame un consejo / que aprendí, para mi daño, / un día que me hice viejo / por causa de un desengaño”. Acaso el daño o el desengaño aludido tenga relación con sus recientes colaboraciones periodísticas relacionadas con la vida penitenciaria, únicos escritos que conocemos de nuestro autor en los que acaso pueda encontrarse una arista de tipo político.

CONCLUSIÓN. Desconocemos los avatares personales de nuestro autor durante los años de la Guerra Civil, si bien sabemos que con posterioridad al conflicto bélico habría de ser represaliado por el nuevo régimen franquista.  En efecto, en el Boletín Oficial del Estado de 9 septiembre de 1942, una disposición del Ministerio de Justicia ordenaba que el Guardián del Cuerpo de Prisiones, Plácido Ibáñez Villena, con destino en la Prisión Central de San Miguel de los Reyes, “cause baja definitiva en el Escalafón de su clase, por haber abandonado el destino, ignorándose su actual paradero”. [24]

Suponemos que las circunstancias de la Guerra civil y sus consecuencias posteriores acabarían con la actividad literaria de nuestro autor en el ámbito público de periódicos y revistas, en los que ya no hemos encontrado su firma después de 1935. La carrera de nuestro autor como corresponsal o colaborador de la prensa quedaría así malograda y su espíritu jovial y desenfadado  ya no tendría cabida en los tiempos de posguerra. El legado de Plácido Ibáñez quedaría, así, limitado a un puñado de brillantes colaboraciones en “La Revista Cinegética Ilustrada”, “La Unión Ilustrada”, “Vida penitenciaria”, “El Diario de Albacete”, “Defensor de Albacete”, etc. que, por sí solas, justifican la reivindicación de su figura como periodista y poeta albaceteño del primer tercio del siglo XX.  


[1] Datos procedentes del Censo electoral de 1935 y del Anuario-Guía de la Provincia de Albacete, Año 1926.
[2] Dispone de licencia de arma para cazar concedida en 1928, donde consta con la edad de 26 años. Boletín Oficial de la Provincia de Albacete (1835-1998). 7/9/1928, n.º 108. Obtiene su permiso de conductor de automóviles en agosto de 1929, en cuya concesión se hace constar su edad de 26 años y su domicilio como calle San Esteban, 2 de Cenizate. Boletín Oficial de la Provincia de Albacete (1835-1998). 18/9/1929, n.º 112.
[3] Revista Cinegética Ilustrada, nº 68, febrero de 1929.
[4] Revista Cinegética Ilustrada, nº 100, octubre de 1931.
[5] Sin duda debe tratarse de la banda formada por el llamado “Maestro Maero” hacia 1930, según el artículo sobre “La música en Cenizate”, publicado en la revista “Zenizate”, número 2, año 2002, página 84 y sigts. (Pulsar aquí para ver).
[6] Defensor de Albacete,7 de enero de 1932.                                                                                                          
[7] Defensor de Albacete, 22 de noviembre de 1932 y 27 de enero de 1933.
[8] Defensor de Albacete, 4 de diciembre de 1933 y El Diario de Albacete, 13 de diciembre de 1933.
[9] Defensor de Albacete, 17 de enero de 1934.
[10] El Diario de Albacete, 15 de julio de 1934  y El Diario de Albacete, 17 de julio de 1934.
[11] El Diario de Albacete, 17 de julio de 1934.
[12] Ignoramos si su vinculación con la prensa albaceteña fue más allá de su condición de colaborador o si ocupó algún cargo de representación profesional. Así, por ejemplo, en una nota suelta publicada el 3 de abril de 1934, “El Diario de Albacete” indicaba: “Después de asistir a los actos organizados por la Asociación de la Prensa Murciana, regresó a esta capital nuestro buen amigo don Plácido Ibáñez Villena”.
[13] El Diario de Albacete, 30 de septiembre de 1933.
[14] Defensor de Albacete. 9 de enero de 1934.
[15] Fue admitido como aspirante en las oposiciones a Auxiliares del Cuerpo General de Administración de la Hacienda Pública, según la Gaceta de Madrid, 17 de marzo de 1928, 10 de abril de 1928, 4 de febrero de 1930 y 18 de noviembre de 1932.
[16] El Diario de Albacete, 27 de diciembre de 1933.
[17] Gaceta de Madrid, 30 de marzo 1934 y El Diario de Albacete, 3 de agosto de 1934.
[18] El Diario de Albacete, 4 de agosto de 1934. En una nota suelta del día anterior, el mismo periódico señalaba: “Recientemente ha sido destinado para la Central de San Miguel de los Reyes (Valencia), el funcionario de Prisiones y estimado colaborador nuestro don Plácido Ibáñez Villena”,  El Diario de Albacete, 3 de agosto de 1934.
[19] El artículo de Jiménez Varona titulado “Aspiraciones del Cuerpo de Prisiones” se publicó en la revista “Vida penitenciaria”, número 79, de 30 de agosto de 1934.
[20] Los “Comentarios” de Plácido Ibáñez aparecieron en la revista “Vida penitenciaria”, número 82, de 20 de octubre de 1934, y  la réplica de Jiménez Varona se publicó en la misma revista “Vida penitenciaria”, número 83, de 30 de octubre de 1934.
[21] El Diario de Albacete, 3 de febrero de 1935.
[22] Sendas crónicas del homenaje a Ruizva se publican en el Defensor de Albacete y El Diario de Albacete, en la misma fecha, el 31 de mayo de 1935. Los versos de Plácido Ibáñez se reproducen en El Diario de Albacete el 1 de junio de 1935.
[23] Fijaremos nuestra atención, a este respecto, en tan sólo un puñado de ejemplos. Así, por ejemplo, en primer lugar, mencionaremos el ejemplo de Eduardo Quijada Pérez, quien presidía el acto como director del rotativo “El Diario de Albacete”. Años después, Eduardo Quijada sería Alcalde de Albacete durante el período 1944-46.  Distinta sería la suerte de otro de los presentes, Alberto Mateos Arcángel, quien pasaría nueve largos años escondido durante la posguerra. Aún sería más desdichada la fortuna de uno de los brillantes oradores de este evento, José María Lozano, director de la Escuela Normal de Maestros de Albacete, quien habría de fallecer en el bombardeo de la ciudad efectuado por la aviación alemana en febrero de 1937.
[24] Boletín Oficial del Estado, 9 de septiembre de 1942.