sábado, 24 de marzo de 2018

El retablo de San Esteban en la Exposición de Sevilla de 1929


Cartel de la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
En el presente artículo pretendemos considerar la presencia del retablo de San Esteban, actualmente en la iglesia parroquial de Cenizate, en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y, asimismo, en relación con el traslado de nuestro retablo al evento sevillano, nos proponemos publicar y analizar cuatro fotografías históricas de esta pieza artística: en dos de ellas, ya conocidas, se aprecia el retablo en su ubicación original en la ermita de San Esteban; y en otras dos instantáneas, inéditas hasta aquí, podremos contemplar el retablo en su instalación museística dentro de la magna Exposición Iberoamericana.

0.- RESUMEN DE LA HISTORIA DE LA ERMITA Y RETABLO DE SAN ESTEBAN. En alguna ocasión anterior, ya hemos reseñado los avatares históricos del templo en que se ubicó originalmente el retablo de San Esteban, de manera que, en el presente artículo, nos limitaremos a resumir estas circunstancias para situar nuestro retablo en su contexto al inicio del siglo XX. [1]

Cartel de las Exposiciones de 1929.
Los primeros datos históricos conocidos que indirectamente pueden probar la existencia en Cenizate de una ermita dedicada al santo se remontan a 1677. [2] No obstante, la documentación directa relativa a la ermita no comenzaría hasta 1722, año en que se inicia el registro contable en el "LIBRO DE RECIVO I DATA DE LA HERMITA DEL SEÑOR SAN ESTEVAN". Precisamente, en la primera rendición de cuentas de este libro contable, referida al período 1703-1722, se anotó el gasto de 4.455,5 reales empleados en "el Conste de la madera, azer y dorar el Retablo que está en dicha hermita". El libro contable no ofrece más información sobre la hechura del retablo y el único dato documental adicional que podemos aportar al respecto es la inscripción en el muro de la ermita que señala: "ESTE RETABLO SE DORÓ AÑO DE 1712 SIENDO MAIORDOMO D. BENITO GARCIA GARIDO". Sin embargo, por indicios documentales indirectos y similitudes estilísticas, varios estudiosos coinciden en señalar al maestro de escultor Marcos Evangelio como autor de nuestro retablo.

Portada del Catálogo del Reino de Murcia.
La siguiente noticia relevante acerca del retablo data de las cuentas de 1801-1803, donde se registran los gastos en construir un altar para el retablo y en pagar "al Maestro Pintor por el Altar, peana del Santo y demas que consta de su Recivo". [3] En un estudio anterior, hemos expuesto los motivos por los que suponemos que este pintor sería Pedro Alfonso Fernández, también autor en torno a 1802 de pinturas murales tanto en la iglesia parroquial de Cenizate como en la ermita de Santa Ana. [4]

Pocos años después de esta última intervención artística, el templo dedicado a San Esteban entró en decadencia y cayó en estado de abandono. Así, en 1834, en plena Primera Guerra Carlista, el cura párroco del lugar anotaba que se había trasladado la campanilla de San Esteban a la torre de la iglesia parroquial  “y se vajó a la Parroquia un alba y corporales que quedaban; pues todo lo demas se habia trasladado cuando la guerra de la independencia”. [5] Ya en 1842 se interrumpe la contabilidad de la devoción al santo y en 1849 se bendijo como camposanto un terreno contiguo a la ermita. Finalmente, en 1861 se produjo el hundimiento por causas naturales de un tramo de la ermita y en 1915 se tramitó la ampliación del camposanto a costa del solar correspondiente a este derrumbe. [6]

Pabellón Mudéjar de la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
Tales fueron, en resumen, las circunstancias históricas que llevaron a la ermita ricamente ornamentada de principios del siglo XVIII a convertirse en una ruinosa capilla de camposanto, quedando tan sólo como muestra de su pasado esplendor la presencia del desmantelado retablo de San Esteban. Sin duda, esta situación de abandono de la ermita explicaría la falta de oposición local al traslado temporal de su retablo a la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929.

Como es sabido, a la vuelta de esta exposición, el retablo no se instaló en su ubicación original sino que permaneció desarmado durante años hasta que fue montado después de la Guerra Civil en el lado del evangelio de la nave del crucero en la Iglesia parroquial. Con posterioridad, en 1999, fue restaurado e instalado en su emplazamiento actual en el lado de la epístola del crucero del templo parroquial. De esta manera,  la actual sería la cuarta ubicación conocida por nuestro retablo a lo largo de su atribulada historia.


Fotografía Nº 1: Retablo de San Esteban en su ermita. "Centauro", 1925.
1.-  PRIMERA FOTOGRAFÍA: EL RETABLO DE SAN ESTEBAN EN LA REVISTA “CENTAURO” EN 1925. Tan sólo tenemos constancia de la existencia de dos fotografías del retablo de San Esteban en su emplazamiento original en la ermita del santo en Cenizate. La primera de estas imágenes fue publicada en un reportaje fotográfico dedicado a nuestra población en la revista albaceteña “Centauro” el 8 de enero de 1925. En esta edición de “Centauro”, el reportaje fotográfico se acompañaba de una columna titulada “Nuestros viajes”, a cargo del periodista E. González, donde se narraba la visita del reportero a Cenizate. En esta crónica, el redactor alaba la amabilidad e inteligencia del alcalde D. José Pérez Monte, en cuya compañía “recorrimos el pueblo visitando cuanto de notable encierra principalmente la iglesia en la que encontramos cosas de verdadero arte”.

La serie fotográfica publicada en esta edición de “Centauro” mostraba, en efecto, los principales aspectos del patrimonio artístico local: el desparecido retablo del Altar mayor de la Iglesia parroquial, la ermita de Santa Ana y sendas fotografías dedicadas también a la ermita de San Esteban. Así, se dedicó una de las instantáneas al retablo del santo, acompañada del texto siguiente: “Magnífico retablo en la abandonada ermita de San Esteban”. En esta fotografía puede apreciarse una vista completa del retablo con sus hornacinas completamente vacías de imágenes religiosas. Junto a esta instantánea se reproducía, asimismo, una vista exterior de la ermita del santo con la indicación siguiente: “A la entrada del cementerio la pétrea cruz tiende sus brazos en un gesto de paz”

Fotografía Nº 2: Retablo de San Esteban en su ermita, Expediente de traslado a Sevilla, 1929.
2.- SEGUNDA FOTOGRAFÍA: EL EXPEDIENTE DE CESIÓN Y TRASLADO DEL RETABLO EN 1929. A finales de 1928 comenzó a funcionar la “Comisaría General de los Comités del Reino de Murcia para la Exposición Iberoamericana de Sevilla”, dentro de la cual el Comité provincial albacetense quedó constituido por el Gobernador civil, el Presidente y el Vicepresidente de la Diputación, el periodista Abraham Ruiz, el escultor Ignacio Pinazo, etc. Representantes de este Comité provincial recorrieron desde fines de 1928 los pueblos de nuestra provincia para seleccionar los bienes artísticos que podrían enviarse a la Exposición sevillana. En el caso de Cenizate, a juzgar por la documentación sobre el traslado del retablo, sabemos que el párroco D. Juan Paco Baeza expresaba a la diócesis murciana su conformidad con la cesión de esta pieza ya en enero de 1929.

Conocemos el expediente de traslado del retablo de San Esteban a Sevilla de forma indirecta, gracias al estudio de Luis G. García-Saúco sobre el patrimonio albacetense en la Exposición Iberoamericana. Según el extracto de esta documentación hecho por el citado autor, en marzo de 1929 el citado párroco local reiteraba al obispo de Cartagena la conformidad para ceder nuestro retablo al no hallarse “oposición por parte de las autoridades ni del pueblo”. La documentación analizada por Luis G. García-Saúco, a la que no hemos podido tener acceso, se componía del ya citado consentimiento formal para la cesión del retablo y, además, del acta de entrega para la exposición, con la correspondiente descripción, tasación y fotografía de la pieza. En otro apartado de este artículo nos referimos a la descripción del retablo en el acta de entrega, si bien por el momento nos interesa destacar que la fotografía incluida en el expediente, anterior al traslado al certamen sevillano y fechable en los primeros meses de 1929, constituye la segunda  y última de las dos instantáneas conocidas del retablo en su emplazamiento original en la ermita de San Esteban. 

Esta fotografía de 1929, único elemento del expediente al que hemos podido tener acceso de forma directa, se conserva en el Archivo fotográfico del Instituto de Estudios Albacetenses y ha sido anteriormente publicada por los dos autores siguientes: García-Saúco en su artículo sobre el patrimonio albaceteño en la Exposición sevillana y Sánchez Ferrer en su estudio artístico sobre el patrimonio de las iglesias de Cenizate. [7] En ninguno de estas dos reproducciones previas, sin embargo, la imagen ha sido ofrecida en su integridad, tal y como aquí la presentamos, ya que en ambas anteriores ocasiones se suprimió la parte inferior de la fotografía, donde aparecen una serie de firmas de autoridades locales correspondientes a: Martín ¿Collado?, el alcalde Eduardo Soriano, el párroco D. Juan Paco Baeza y ¿Antonio o Alfonso? Villena. [8] Por otro lado, en el ángulo superior izquierdo de la fotografía, puede apreciarse, parcialmente,  el sello de la iglesia parroquial de la Virgen de las Nieves. [9]

Para esta fotografía “oficial” de 1929, a diferencia de la instantánea publicada anteriormente en la revista “Centauro”, observamos que se colocó la imagen del santo titular en la hornacina central del retablo, si bien esta figura no sería objeto de cesión para el certamen sevillano. La imagen del santo sería destruida en 1936 y tan sólo conservamos de ella esta reproducción fotográfica. [10]

Fotografía Nº 3: Retablo de San Esteban en Sevilla, Catálogo del Reino de Murcia, 1929.
3.- TERCERA FOTOGRAFÍA: EL RETABLO DE SAN ESTEBAN EN EL CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA DE 1929. La Exposición Iberoamericana fue una muestra internacional celebrada en Sevilla de mayo de 1929 a junio de 1930. En esta exposición las provincias de Albacete y Murcia participaron conjuntamente con la denominación común de “Reino de Murcia”, siendo designado el político murciano Isidoro de la Cierva como Comisario general del Comité de la Región de Murcia para el certamen.  

Fundamentalmente, el Reino de Murcia concurrió a la Exposición sevillana con dos grandes aportaciones: por un lado, el “Pabellón regional” y, por otro, una colección de obras de arte exhibida dentro de la “Exposición de Arte Antiguo”.

El edificio principal del PABELLÓN REGIONAL fue diseñado como una casa señorial murciana del siglo XVII, si bien contaba con un edificio secundario anexo que representaba una típica construcción manchega. Ambas edificaciones mostraban la distribución y el mobiliario típicos de las viviendas tradicionales en ambas provincias. Algunas de las dependencias del Pabellón regional exhibían, además, selectos productos regionales, vistas de lugares emblemáticos, retratos de personajes ilustres, etc. 

La otra gran contribución del Reino de Murcia al evento sevillano fue su representación de obras artísticas exhibida en el marco de la llamada EXPOSICIÓN DE ARTE ANTIGUO. Esta muestra nacional de Arte Antiguo se repartió entre dos sedes, ubicadas frente a frente en la sevillana Plaza de América: una sede fue el “Pabellón de Bellas Artes”, también llamado “Pabellón Renacimiento” (hoy “Museo Arqueológico”) y la otra sede fue el “Pabellón de Arte Antiguo e Industrias Artísticas”, también llamado “Pabellón Mudéjar” (actual “Museo de Artes y Costumbres Populares”). Un dato significativo acerca del complejo y ambicioso carácter de esta muestra artística es que, en total, en ambas sedes se exhibieron 3.694 obras procedentes de toda la geografía española, entre pinturas, esculturas, orfebrería, ropas litúrgicas, artes decorativas, etc.

Dentro de esta magna “Exposición de Arte Antiguo”, las obras de arte del Reino de Murcia ocuparon la sala número siete del PABELLÓN MUDÉJAR. La extraordinaria selección murciana se componía de obras de escultores como Nicolás de Bussy, Alonso Cano, Francisco Salzillo, Roque López, etc., y pintores como el Greco, Juan de Juanes, Pedro Orrente, José de Ribera, Vicente López, Federico Madrazo, etc. Además, completaban la colección murciana un muestrario de ricas vestiduras litúrgicas, valiosas piezas de orfebrería, etc. En conjunto, la aportación artística murciana ofrecía, en palabras de su Comisario general, Isidoro de la Cierva, “una Sala completa abarrotada de notables obras en el Palacio de Arte Antiguo”. [11]

En el Catálogo explicativo de las piezas exhibidas en la Sala de la Región de Murcia, se registraba la presencia de nuestro retablo en los siguientes términos: “Altar y retablo de estilo barroco degenerado, en piedra y madera con relieves, dedicado a San Esteban. Siglo XVIII. – 1712. Procede de la capilla del cementerio de Cenizate”. Suponemos que, en esta descripción, el término “barroco degenerado” no es expresión peyorativa sino que equivale a “barroco tardío”. Discrepamos, asimismo, con que la pieza se presente como “altar y retablo... en piedra y madera”, ya que la mesa del altar en la instalación sevillana no es la original de yeso, sino una reconstrucción del altar realizada específicamente para el montaje museístico del retablo, donde se observa un patrón decorativo muy diferente del plasmado por el pintor de 1801-1803 en la ermita de San Esteban. Podemos apreciar este y otros detalles en la fotografía que se incluía en el mencionado Catálogo, acompañada del siguiente texto explicativo: “Sala del Reino de Murcia en el palacio de Arte Antiguo. Altar y retablo de Cenizate. A la izquierda el San Juan de Salzillo. A la derecha Cristo del Prendimiento de Marcos Laborda”. Se trata de la primera fotografía conocida del retablo de San Esteban en su presencia en la Exposición sevillana de 1929. [12]

Fotografía Nº 4: Retablo de San Esteban en Sevilla, Fototeca de la Universidad de Sevilla.
4.- CUARTA FOTOGRAFÍA: LA INSTALACIÓN ARTÍSTICA DEL RETABLO EN LA SALA MURCIANA DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE 1929. En la Fototeca de la Universidad de Sevilla hemos localizado y adquirido una segunda fotografía del retablo del santo en su instalación de la Sala murciana en la Exposición Iberoamericana. Se trata de una instantánea tomada por el fotógrafo R. de Salas, donde se reproduce una vista de la Sala número siete del Pabellón Mudéjar desde otro ángulo distinto al observado en la fotografía correspondiente al Catálogo oficial, reproducida anteriormente, de manera que ambas fotografías se complementan al ofrecerse detalles exclusivos en cada una de ellas. En ambos casos, no obstante, puede apreciarse que la falta de espacio para la instalación de las obras ocasionó una muestra recargada y sin orden cronológico o temático. La confusa aglomeración de obras es particularmente evidente en la fotografía que nos ocupa, ya que se utilizó el retablo como soporte donde colocar diversas imágenes sin ningún tipo de coherencia expositiva. [13]

Combinando la distinta perspectiva de ambas fotografías de la instalación sevillana, hemos podido contabilizar y numerar un total de dieciséis obras de arte en el entorno de nuestro retablo. A continuación, ofrecemos un inventario con la numeración asignada en sendas fotografías y la identificación que proponemos para cada pieza a partir del Catálogo de obras del Reino de Murcia: 

Fotografía Nº 3: Obras de arte en el entorno del retablo de San Esteban.
Nº 1. “San Juan” (1755) por Francisco Salzillo (1707-1783). Murcia.
Nº 2. “Cristo del Prendimiento” por Marcos Laborda (1752-1822). Caravaca de la Cruz.
Nº 3. “Retablo de San Cristóbal”. Siglos XVII-XVIII. Espinardo.
Nº 4. “Noli me tangere” por el Maestro de Chinchilla. Siglo XVI. Chinchilla de Montearagón.
Nº 5 y Nº 6. Crucifijos sin identificar.
Nº 7. “San Isidoro” (1755) por Francisco Salzillo. Cartagena.         
Nº 8. “Virgen Dolorosa”. Siglo XVIII. Almansa.
Nº 9. “San Pedro de Alcántara” (1811) por Roque López (1747-1811). Murcia.
Nº 10. ¿”San Joaquín con la Virgen Niña” por Francisco Salzillo (1707-1783)?
Nº 11. “Virgen de la Asunción”. Almansa. Siglo XVI-XVII.
Nº 12. ¿”Figura de pastor” por Francisco Salzillo (1707-1783)?
Nº 13. ¿”San Pedro de Alcántara”. Siglo XVIII. Cieza?
Nº 14. “San Francisco de Asís”. Siglo XVIII. Jorquera.
Nº 15. “Busto de la Dolorosa” por Nicolás Salzillo (1672-1727).
Nº 16. “Virgen del Rosario”. Siglo XVIII. Jorquera. 

Fotografía Nº 4: Obras de arte en el entorno del retablo de San Esteban.
Se trata, como puede comprobarse, de una variada colección de piezas de distintas épocas y procedencias, que van desde los inicios del siglo XVI representados por el Maestro de Chinchilla hasta los comienzos del XIX con la última imagen tallada por Roque López. En cuanto a los autores, predominan claramente las obras de Francisco Salzillo (“San Juan” y “San Isidoro”) y su escuela de imagineros murcianos (Roque López y Marcos Laborda).

En el Catálogo murciano de las piezas exhibidas en el Pabellón Mudéjar se publicaba también una vista de otra parte de la Sala número siete, en donde puede apreciarse cómo era la abigarrada instalación de obras de arte al otro lado de la estancia. Esta parte de la Sala estaba dominada por la presencia central del “San Jerónimo” (1755) de Salzillo.

Pocos años después, algunas de las obras reunidas en la Sala murciana serían víctimas del expolio de la Guerra Civil y, lamentablemente, no se hallan  conservadas en la actualidad; tal es el caso de las piezas anteriormente descritas procedentes de Espinardo, Almansa, Jorquera, etc. 

Otro aspecto de la Sala Nº 7 del Pabellón Mudéjar, Catálogo del Reino de Murcia, 1929.
5.- LOS VIAJES DE IDA Y VUELTA DEL RETABLO. La colección de obras de arte de la provincia albaceteña debió viajar a Sevilla en mayo de 1929 en condiciones de seguridad y complejidad organizativa insólitas en la época. De cómo pudo desarrollarse esta operación nos da una idea el ejemplo del traslado de la colección murciana, descrito por el diario “El Liberal de Murcia” a finales de abril de 1929: “Los objetos de la provincia de Murcia se enviaron casi en su totalidad los días 24 y 25 del mes actual en un vagón de los destinados a la carga de automóviles y un furgón moderno de cuatro ejes que se llenaron por completo. (...) Mientras duró la carga estuvieron los objetos constantemente custodiados por fuerzas de Seguridad y de la Vigilancia de cada expedición cuidó una pareja de la Guardia civil destinada exclusivamente a este servicio en todo el trayecto. La aportación artística de la provincia de Albacete sale en la presente semana. Es tan grande la importancia de lo que se manda que ha sido tasado en más de seis millones lo de Murcia y setecientas cincuenta mil lo de Albacete, costando más de diez y seis mil solamente el seguro de transporte”. [14]

Retablo de San Esteban en la Iglesia parroquial antes de su restauración en 1999.
En alguna nota de prensa encontramos claros indicios de la opinión popular de Cenizate a favor de la cesión temporal del retablo a la Exposición de Sevilla. Así ocurre con una noticia sobre una fiesta escolar celebrada en nuestra población en junio de 1929 en honor a la bandera española. Entre himnos, bendiciones, recitales y solemnes disertaciones, fue calurosamente ovacionado, según la crónica periodística del evento, el discurso del Vicepresidente de la Diputación, José María Lozano, quien concluyó sus palabras “expresando al vecindario de Cenizate la admiración con que se distingue en Sevilla el magnífico retablo barroco de este pueblo, que figura en sitio preferente del pabellón de Arte antiguo”. [15]

A la finalización del certamen sevillano en junio de 1930, la instalación artística murciana debió ser desmontada y cada pieza hubo de ser reintegrada a su origen. El Comisario regional,  Isidoro de la Cierva, se ufanaba en la prensa “de que todo llegase a Sevilla sin deterioro y que los sufridos al regreso sean insignificantes y con facilidad reparables”. [16]

Tras su reintegro a nuestra población el retablo permaneció desmontado durante largos años, en lugar de ser armado de nuevo en su ubicación original. Hubo, probablemente, dos razones que propiciaron el almacenamiento del retablo, en vez de procederse a la reinstalación en su anterior emplazamiento. La primera y más obvia de estas razones sería la inconveniencia de la ermita como repositorio, dado su estado de abandono, y el posible propósito de hallar una localización adecuada dentro de la Iglesia parroquial.

Ermita de San Esteban, "Centauro", 1925.
La otra razón para que la devolución del retablo pasara desapercibida se debe, probablemente, a motivaciones de política local. En enero de 1930 dimitía el general Miguel Primo de Rivera como presidente del Consejo de Ministros, de manera que tras siete años de Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) se daba paso a la breve Dictablanda del general Berenguer (1930-1931). El cambio político supuso, también, una renovación en las autoridades locales de la provincia en torno al mes de abril de 1930. Esta sustitución de los cargos locales afines a la “Unión Patriótica” de Primo de Rivera no estuvo exenta de enfrentamientos en localidades como Cenizate. En julio de 1930 el periódico “El Diario de Albacete”, partidario del extinto régimen de Primo de Rivera, denunciaba en relación con Cenizate “la deplorable situación en que dicho pueblo se halla colocado por la desastrosa administración y vesánica conducta de los que hoy regentan la administración municipal y sus inspiradores”. Unos días después, el diario filoliberal “Defensor de Albacete” volvía el argumento del revés, afirmando que “si hay algo en Cenizate que merezca el calificativo de desastroso es la actuación de su último Ayuntamiento”. Este mismo diario exponía, además, que difícilmente podía el nuevo consistorio ser responsable de una mala administración cuando se daba la circunstancia de que “no más hace que veinte días, pudo conseguirse que el anterior Alcalde y Depositario de dicho pueblo, cuya actuación en su cargo cesó hace tres meses, entregaron las llaves del edificio y caja municipales y rindieron la cuenta de tesorería”. En este contexto de conflicto político, no resulta extraño concebir que la reintegración del retablo de San Esteban a su lugar de origen, una vez concluida la Exposición sevillana en junio de 1930, habría de pasar desapercibida para las enfrentadas autoridades locales del momento. [17]

6.- LOS PRINCIPALES DAÑOS DEL RETABLO. Años después, a la conclusión de  la Guerra Civil, el retablo sería finalmente ensamblado en la Iglesia parroquial; en esta operación habrían de incorporarse al conjunto las tablas del zócalo o sotabanco, que no se habían incluido en el montaje sevillano. Posteriormente, en 1999, el retablo sería restaurado e instalado en su actual ubicación en el mismo templo parroquial; en esta ocasión, se incorporaría una reproducción de la leyenda inscrita en el muro de la ermita con el texto "ESTE RETABLO SE DORÓ AÑO DE 1712 ….”. El resto de las pinturas murales que enmarcaban el retablo en su ubicación original en la ermita, evidentemente, no se reprodujeron, privando así al restaurado retablo de un aspecto de su contexto artístico original.

La creencia popular local ha sido que el retablo perdió una columna en su viaje de vuelta desde Sevilla; sin embargo, los estudiosos del retablo han contradicho esta opinión, argumentando que esta ausencia de una columna ya era evidente en las fotografías previas anteriores al traslado de la obra a la Exposición de 1929. [18]

Detalle previo a restauración donde se aprecian la rotura de la corona del martirio que porta el ángel y la falta de una santa a izquierda de la escena de la lapidación (Daños Nº 1 y 3).
En nuestra opinión, ambas posturas podrían estar igualmente justificadas y resultar compatibles, ya que ciertamente una columna ya había desaparecido antes de 1929 y otra, además, hubo de hacerlo después del evento sevillano, según se comprueba en la serie de fotografías históricas que hemos presentado. En efecto, gracias a las  fotografías y documentos que hasta aquí hemos examinado, es posible reconstruir cronológicamente la secuencia de los daños del retablo hasta su restauración en 1999:

DAÑO Nº 1. LA CORONA DEL MARTIRIO. En la descripción del retablo contenida en el Acta de su entrega para la Exposición de Sevilla, se indica el siguiente desperfecto: “El ángel que trae la corona en el martirio de San Esteban fáltale el medio brazo izquierdo y mitad de la corona”. En la restauración de 1999 se reintegraron volumétricamente ambos detalles desaparecidos en el relieve del martirio del santo.
  
DAÑO Nº 2. LA COLUMNA DEL EXTREMO DERECHO DEL RETABLO. En el mismo informe del Acta de entrega se pasó por alto señalar otro desperfecto apreciable con una simple observación de las  fotografías de 1925 y 1929, previas al traslado del retablo a Sevilla. Se trata de la columna o estípite del extremo derecho (epístola) del cuerpo central del retablo, que debería hacer pareja con el estípite del exterior izquierdo que representa a una santa con los pechos cortados.

DAÑO Nº 3. LA IMAGEN DE UNA SANTA A LA IZQUIERDA DEL SAGRARIO. En la comparación entre la segunda fotografía sevillana del retablo y su estado de conservación inmediatamente anterior a la restauración de 1999, puede apreciarse una nueva pérdida de un detalle de la obra. Se trata, en este caso, de la desaparición de la imagen de una santa que estaría situada a la izquierda (evangelio) del bajorrelieve del martirio de San Esteban en el sagrario. Esta imagen hacía pareja con la  imagen similar conservada de una santa sin identificar, situada en el flanco derecho de la escena de lapidación del santo. La imagen que falta debió, con seguridad, desaparecer con posterioridad a la Exposición sevillana.

Santa Cecilia ocupando la posición de Santa Bárbara (Daño Nº 4).
DAÑO Nº 4. INTERCAMBIO EN LAS POSICIONES DE LAS IMÁGENES DE DOS SANTAS. En todas las imágenes antiguas del retablo puede apreciarse que la columna con la imagen de Santa Bárbara se encontraba a la derecha de la hornacina del santo titular, mientras que la imagen de Santa Cecilia ocupaba idéntica posición en el lado izquierdo. Sin embargo, en la actualidad, ambas estípites ocupan ubicaciones intercambiadas respecto de sus posiciones iniciales. Sin duda, en alguna de las ocasiones en que se montó el retablo en la Iglesia parroquial, después de su regreso de Sevilla, habría de quedar alterado el orden de ambas imágenes de santas. 

De esta serie de cuatro daños, carencias o alteraciones del retablo, tan sólo la tercera de ellas podría atribuirse a las operaciones derivadas del traslado a la Exposición Iberoamericana, ya que está documentado fotográficamente que los restantes daños o bien fueron anteriores o bien posteriores al evento sevillano. En cualquier caso, pese a estas pérdidas o modificaciones del retablo y su contexto original, debemos congratularnos de haber conservado esta magnífica pieza artística, con cuyo conocimiento, cuidado y protección  debemos sentirnos comprometidos.

[1] La bibliografía básica consultada sobre el retablo de San Esteban incluye las siguientes referencias: LUIS GUILLERMO GARCÍA-SAÚCO BELÉNDEZ: "Patrimonio artístico albacetense en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929" en pp. 5-66 de la Revista "Al-Basit", nº 25, 1989; CONCEPCIÓN DE LA PEÑA VELASCO: El Retablo barroco en la antigua diócesis de Murcia (1670-1785). Murcia. 1992; JUAN MANUEL PÉREZ GONZÁLEZ: “Retablo de San  Esteban. Memoria de la restauración”. 1999; JESÚS VALERA HONRUBIA: "El retablo de San Esteban", en pp. 41-58 de la Revista "Zenizate", nº 3. 2003: ISIDRO MARTÍNEZ GARCÍA: “Estudio histórico de la ermita de San Esteban”, en pp. 9-40 de la Revista Zenizate nº 3, 2003; JOSÉ SÁNCHEZ FERRER: pp. 93-114  de Estudio  artístico de las iglesias de Cenizate. Instituto de Estudios Albacetenses. 2006.
[2] En 1677 se instituye la Pía memoria de Ana Morales e hijos y, entre los bienes sobre los que se carga la fundación de una capellanía, se encuentra un bancal "de ocho alms linde tierras de sn esteban" (Libro AHN-133, Pía memoria número 39).
[3] Cuentas de 1801 y 1803  del libro AHN-136.             
[4] ISIDRO MARTÍNEZ GARCÍA: “La Cofradía de Santa Ana a finales del siglo XVIII y principios del XIX (1773-1806)”, en pp. 5-62 de la Revista Zenizate, nº 7, 2007.
[5] Anotación suelta en las  primeras páginas del libro CEN-26 del Archivo Histórico Diocesano de Albacete.
[6] Datos procedentes de los libros AHN-136, CEN-7, CEN-29 y CEN-33, según ISIDRO MARTÍNEZ GARCÍA: “Estudio histórico de la ermita de San Esteban”, en pp. 9-40 de la Revista Zenizate nº 3
[7] El original de esta imagen se conserva en el Archivo fotográfico del Instituto de Estudios Albacetenses, catalogado con el número de registro 02068.
[8] La cesión de los bienes artísticos eclesiásticos para la Exposición sevillana se realizó observando una serie de garantías y prevenciones impuestas por el Obispado murciano. La primera condición comunicada en circulares a los párrocos de lugares afectados por la solicitud de piezas artísticas consistía en que no debía concederse el permiso en caso de encontrar “abierta oposición por parte del vecindario o de las Autoridades locales”. Otras condiciones se referían a la obligación de suscribir actas de entrega donde se plasmase claramente la descripción del objeto cedido, las condiciones de cesión temporal, la tasación del valor del objeto con su correspondiente seguro para cubrir eventuales riesgos, etc. En la nota episcopal, asimismo, se hacía hincapié en que el acta de préstamo se acompañase de “una fotografía bien detallada de los objetos que se entreguen y lo mismo las actas que las fotografías habrán de estar  firmadas por el representante legal de la Exposición que reciba los objetos, por las Autoridades locales y por V. (el párroco)”.
[9] Se trata, por cierto, de un sello de cierto interés histórico, ya que aparece en diversa documentación parroquial conservada en el Archivo Diocesano de Albacete correspondiente aproximadamente al período 1856-1932. En este ovalado sello puede apreciarse la imagen de la Virgen con el Niño en brazos, rodeados ambos por la leyenda siguiente: "PAQª DE Nª Sª DE LAS NIEVES DE LA VILLA DE CENIZATE. OBISPº DE CARTAGª".Podría tratarse del sello de bronce cuyo coste de 88 reales quedó reflejado en  las cuentas de fábrica parroquiales de 1853-54 (Libro CEN-29 del Archivo Diocesano de Albacete).
[10] En la Causa General de Cenizate instruida en 1939, se registra el expolio de una imagen de San Esteban “de valor artístico” (AHN-SCGC), leg. 1016, pieza 10, páginas 67-68).
[11] Isidoro de la Cierva, “El Reino de Murcia (Murcia-Albacete) en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla” en “Boletín del Museo de Bellas Artes de Murcia”, números 7-8, 1929, páginas 58-64.
[12] “El Reino de Murcia (Murcia-Albacete) en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla (Pabellón Mudéjar de Arte Antiguo”, Murcia, 1929.
[13] En la web de la Fototeca de la Universidad de Sevilla http://fototeca.us.es/index.jsp , la imagen del retablo está clasificada en la sección de Varios y catalogada con el número 4-4787.
[14] “El Liberal de Murcia”, 1 de mayo de 1929. La misma nota se repite en  “La Verdad de Murcia”, 8 de mayo de 1929.
[15] “El Diario de Albacete”, 4 de junio de 1929.
[16] Isidoro de la Cierva, “El Reino de Murcia (Murcia-Albacete) en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla” en “Boletín del Museo de Bellas Artes de Murcia”, números 7-8, 1930, páginas 58-64.
[17] “El Diario de Albacete”, 5 de julio de 1930 y “Defensor de Albacete”, 16 de julio de 1930.
[18] Así, por ejemplo, el restaurador Pérez González indica en su Memoria de restauración lo siguiente: “Comentan lo más viejos del lugar que la figura volvió de Sevilla sin uno de sus cariátides o estípites, pero lo cierto es que esta  columna ya faltaba en el año 1929 como se aprecia en la fotografía que se conserva del retablo todavía en la Ermita”.