domingo, 22 de octubre de 2017

El político y periodista Armando del Moral Vizcaíno (1916-2009)


Armando del Moral Vizcaíno

Armando del Moral Vizcaíno (1916-2009)  es, sin duda, uno de los más ilustres cenizateños del siglo XX y su amplia y poco conocida peripecia personal se despliega desde sus orígenes familiares albaceteños hasta la fundación y dirección de la revista “Cine-Gráfica” en Los Ángeles desde 1947 hasta 1983, pasando por un relevante protagonismo político durante la Guerra Civil española como delegado del anarquismo catalán en el II Congreso Mundial de la Juventud celebrado en Nueva York en 1938. Por su variada, permanente y relevante labor periodística fue propuesta su candidatura al Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2008, si bien el galardón fue finalmente otorgado al buscador Google de Internet. En las líneas siguientes nos proponemos trazar una breve semblanza biográfica de nuestro protagonista a partir de las diversas e incompletas fuentes de información disponibles.

ORÍGENES FAMILIARES. Armando del Moral Vizcaíno nació en Albacete en 1916. De su padre, Fulgencio del Moral Monteagudo, hemos podido recabar escasos datos documentales. Así, por ejemplo, sabemos que en 1924 el Ayuntamiento de Albacete concedía licencia a Fulgencio del Moral  para construir una casa de nueva planta en un solar de su propiedad sito en la calle de la Industria. [i] Sin embargo, por razones que desconocemos, suponemos que Fulgencio del Moral debió emigrar con su familia a Barcelona posteriormente, ya que desde 1932 y hasta, al menos, 1936 su nombre aparece citado como activista libertario en la prensa anarquista barcelonesa del momento. [ii] Al finalizar la Guerra civil, nos consta documentalmente que en 1941 se emplazaba a Fulgencio del Moral Monteagudo, vecino de Hospitalet de Llobregat, a comparecer en un Juzgado Militar de posguerra por un juicio sumarísimo ordinario al que debía presentarse como acusado. [iii]

Volviendo a los orígenes familiares de nuestro protagonista, cabe decir que su madre fue la cenizateña Domitila Vizcaíno, acerca de quien no hemos encontrado datos documentales. El mismo Armando del Moral, en su obra “Molinos sin Mancha”, evocaba la figuraba de su madre desde su exilio norteamericano en estos términos: “Soy hijo de una familia de diez hermanos, de los cuales vivimos cinco. Mi madre, para la que como para todas las madres del mundo, sus hijos nunca dejamos de ser niños, ha tratado de estar cerca de nosotros. En una de sus últimas cartas, decía: “Lo único que siento es que me llegará mi último aliento sin poder conocer a mis nietecitos  y nuera de América”. Cuando mi madre habla de América, parece que está hablando de otro mundo. Y en verdad, para ella es un mundo tan lejano, como la Luna nos parecía a nosotros. La única diferencia es que en nuestro presente pensamos en que quizá lleguemos a viajar a los astros vecinos, mientras que ella, para quien el viaje por tren desde España a Francia fue una aventura extraordinaria, sabe que nunca podrá venir a “la América” donde viven cuatro vidas que ella quisiera proteger”.[iv]

INFANCIA Y PRIMERA JUVENTUD. Armando del Moral pasó sus primeros años de vida en Albacete, donde aprendió sus primeras letras, según habría de evocar en sus apuntes autobiográficos publicados ya en su exilio americano con el expresivo título de “Molinos sin Mancha”: “Como en el pasado podemos encontrar la raíz de males presentes, pasé la vista a un libro de texto que hace más años de los que quiero recordar, leía en voz alta en la escuela de Santa Quiteria, en un lugar de la Mancha que se llama Albacete”.  [v]

En su mencionada obra, Del Moral recordaba también lo que supuso para su formación personal el traslado de residencia familiar a Barcelona en su primera juventud: “Nacido en Albacete, una ciudad de la legendaria Mancha, que por tener cuatro casas de más de cinco pisos el escritor Azorín llamó “La Nueva York de la Mancha”, me tocó educarme en la polifacética y super agitada Barcelona. Crecí cuando la lucha entre los obreros, que aspiraban a crear sindicatos, y los patrones, que se obstinaban en que no se fundasen, se dirimía a tiros y bombas por las calles, amplias y bien trazadas, de la fabril y enfebrecida capital del industrialismo español.
Les digo todo esto porque, además de ese movimiento social, aprendimos, aquellos no nacidos en Cataluña, el catalán y nos criábamos en el ambiente bilingüe que, además, estaba, como dicen ahora “polarizado” entre proletarios y patrones. Para mi desgracia, siempre vi las cosas desde el punto de vista más amplio de que todos éramos humanos, por lo que me tocó recibir golpes de los dos extremos)”. [vi]

Años después, nuestro protagonista habría de rememorar que en la nueva ciudad tildaban a su familia de "murcianos", circunstancia de la que su padre extrajo prácticas recomendaciones para adaptarse con éxito al ambiente barcelonés de la época: “Mi padre nos decía que era natural el recelo de los catalanes, porque Murcia, Andalucía, Extremadura y otros lugares menos desarrollados, habían venido a Barcelona cuando las huelgas de 1909 y 1917 y los inocentes trabajadores resultaron ser los rompe huelgas. Ese resentimiento solamente se puede vencer con la dedicación y el trabajo. En la escuela tenéis que ser los primeros y en el trabajo, cuando llegue la hora, los más responsables y útiles... En esta casa se hablará siempre español, pero procurar aprender pronto y bien el catalán... llegará el día en que lo que se considera hoy insulto, "murciano", se convertirá en timbre de orgullo. La mayoría de catalanes hablan español con un acento peculiar, vosotros aprended el catalán de forma que no tengáis acento castellano. La lucha por la vida es difícil de por sí, no debemos hacerla, además, cruenta y maldita". [vii]

EN LA GUERRA CIVIL. En su juventud, Del Moral fue miembro de la Agrupación Pro Cultura Faros (Ateneo Libertario) de Barcelona y, asimismo, militó en las Juventudes Libertarias de Cataluña. Colaboró en varias cabeceras de la prensa anarquista como, por ejemplo, “Solidaridad Obrera” y “Ruta”, órganos, respectivamente, de la C.N.T. y de las Juventudes Libertarias de Cataluña.

Tras el estallido de la Guerra civil, en abril de 1938, se constituyó la A.J.A.C. (Alianza Juvenil Antifascista de Cataluña), integrada por diversas organizaciones juveniles antifascistas, y se nombró el Consejo nacional del nuevo organismo, correspondiendo a Armando del Moral la Presidencia como representante de las Juventudes Libertarias de Cataluña. Del Moral alcanzaba, así, una relevante posición política a la temprana edad de 22 años. [viii]
Participó en diversos mítines políticos durante la contienda civil. Así, por ejemplo, en la Biblioteca de Catalunya, se conserva un cartel anunciando un acto del 1º de mayo de 1938, en el que haría uso de la palabra, entre otros, Armando del Moral, como representante de la Alianza Juvenil Antifascista de Cataluña. [ix] Asimismo, en  julio de 1938 el diario “Solidaridad Obrera” informaba sobre un mitin-conferencia en el que, entre otros, intervino Armando del Moral, cuyo discurso versó sobre el tema: “Acercamiento e influencia de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias a las masas juveniles”. [x]

LA GIRA AMERICANA DE 1938. Del Moral formó parte de la delegación encargada de representar a los jóvenes antifascistas españoles en el II Congreso Mundial de la Juventud para la Paz, celebrado en agosto de 1938 en Poughkeepsie, estado de Nueva York. Nuestro protagonista se incorporó a esta delegación como representante de las Juventudes Libertarias, junto con otros conocidos jóvenes libertarios como Serafín Aliaga y Félix Martí Ibáñez. En total, formaron parte de la delegación española, aproximadamente, una docena de jóvenes representantes de distintas filiaciones políticas partidarias del bando republicano: Juventudes Socialistas Unificadas, Juventudes Libertarias, Juventudes de Izquierda Republicana, etc. [xi]

Una de las componentes de la delegación española fue una jovencísima Teresa Pàmies, representante de las Juventudes Socialistas Unificadas, quien dedicaría un capítulo de sus memorias de la Guerra civil a recordar las circunstancias de este Congreso internacional: “La delegación de la España republicana fue muy representativa, con la exclusión de los jóvenes comunistas ibéricos (POUM), aunque el proceso a su partido no se inició hasta octubre. Sin embargo, la juventud anarquista estuvo allí, delegada en tres importantes dirigentes: Serafín Aliaga, Félix Martí Ibáñez y un muchacho llamado Del Moral, exactamente, Armando del Moral”. [xii]

La delegación española tenía encomendada una labor diplomática para emitir un llamamiento de socorro internacional en auxilio del bando republicano. A la conclusión del Congreso, algunos de los componentes de la delegación iniciaron, asimismo, una gira por los EEUU con el fin de abogar por la causa republicana entre movimientos sociales, organizaciones sindicales y dirigentes del Partido Demócrata norteamericano. Tal fue el caso de los delegados libertarios Félix Martí Ibáñez y Armando del Moral, quienes tras el Congreso Mundial de la Juventud, habrían de protagonizar durante semanas multitud de actos propagandísticos por toda la geografía norteamericana en una extensa gira antifascista patrocinada por la S.I.A. (Solidaridad Internacional Antifascista). Asimismo, Ibáñez y del Moral se encargaron de representar a la C.N.T. en el Congreso Obrero Latinoamericano y en el Congreso Internacional contra la Guerra, celebrados ambos en Méjico bajo los auspicios de su Presidente Lázaro Cárdenas.

Tras el regreso de los dos jóvenes libertarios a Barcelona en diciembre de 1939, la prensa republicana daba noticia del éxito de su misión internacional: “Recientemente llegaron a Barcelona, procedentes de los Estados Unidos, los camaradas Armando del Moral y Félix Martí Ibáñez. Salieron de España hace tres meses para tomar parte en el Congreso de la Juventud que se celebró en Norteamérica, y prolongaron su estancia en el país a fin de trabajar en provecho de la causa española. En diversas ocasiones, la prensa ha recogido noticias de la gran “tournée” de propaganda que por cuenta de S.I.A. han verificado en el país. Decenas de mítines y conferencias, exposiciones documentales de la guerra española, una actividad incansable, que ha levantado oleadas de simpatía y entusiasmo por nuestra causa. Los camaradas Martí Ibáñez y Del Moral vienen magníficamente impresionados. Aseguran que es tal vez en Norteamérica donde mejor se comprende el significado de nuestra lucha”. [xiii]

En una entrevista periodística, Félix Martí Ibáñez (1911-1972) valoraba así la aportación de Armando del Moral en su gira americana: “En unión de mi joven compañero, Armando del Moral, cuya labor ha sido meritísima, y compenetrada con la mía, destacando su obra en el aspecto juvenil, he recorrido toda Norteamérica, en varias direcciones, celebrando más de cincuenta actos para público español, hispanoamericano y americano”. [xiv]


[i] Actas de las Sesiones celebradas por la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de Albacete, Años 1924-1925, pp. 108-109.
[ii]Así, por ejemplo, en los diarios “La Tierra”, 18 de febrero de 1932, y “Solidaridad Obrera”, 11 de octubre de 1936.
[iii] “La Vanguardia Española”, 3 de diciembre de 1941.
[iv] Armando del Moral, “Molinos sin Mancha”, 1973, páginas 108.
[v] Armando del Moral, “Molinos sin Mancha”, 1973, páginas 234. Asimismo, rememora la figura de su maestro Don César en las pp. 112-116.
[vi] Armando del Moral, “Molinos sin Mancha”, 1973, páginas 117.
[viii]La Hora” (Valencia), 9 de abril de 1938.
[x] “Solidaridad Obrera” (Barcelona), 22, 23, 24 y 26 de julio de 1938.
[xi] Una nota de “Solidaridad Obrera” con la composición de esta delegación se reproduce en el Diario de Córdoba, 24 de agosto de 1938.
[xii] Teresa Pàmies, “Cuando éramos capitanes”, 1974, Segunda Parte, capítulo “Uno”.
[xiii] Diario “La Libertad” (Madrid), 21 de enero de 1939.              
[xiv] Diario “Solidaridad Obrera” (Barcelona), 5 de enero de 1939.