Armando del Moral Vizcaíno |
Armando del Moral Vizcaíno
(1916-2009) es, sin duda, uno de los más
ilustres cenizateños del siglo XX y su amplia y poco conocida peripecia
personal se despliega desde sus orígenes familiares albaceteños hasta la
fundación y dirección de la revista “Cine-Gráfica” en Los Ángeles desde 1947
hasta 1983, pasando por un relevante protagonismo político durante la Guerra
Civil española como delegado del anarquismo catalán en el II Congreso Mundial
de la Juventud celebrado en Nueva York en 1938. Por su variada, permanente y
relevante labor periodística fue propuesta su candidatura al Premio Príncipe de
Asturias de Comunicación y Humanidades 2008, si bien el galardón fue finalmente
otorgado al buscador Google de Internet. En las líneas siguientes nos
proponemos trazar una breve semblanza biográfica de nuestro protagonista a
partir de las diversas e incompletas fuentes de información disponibles.
ORÍGENES
FAMILIARES. Armando del Moral Vizcaíno nació en Albacete en
1916. De su padre, Fulgencio del Moral Monteagudo, hemos podido recabar escasos
datos documentales. Así, por ejemplo, sabemos que en 1924 el Ayuntamiento de
Albacete concedía licencia a Fulgencio del Moral para construir una casa de nueva planta en un
solar de su propiedad sito en la calle de la Industria. [i]
Sin embargo, por razones que desconocemos, suponemos que Fulgencio del Moral
debió emigrar con su familia a Barcelona posteriormente, ya que desde 1932 y
hasta, al menos, 1936 su nombre aparece citado como activista libertario en la
prensa anarquista barcelonesa del momento. [ii]
Al finalizar la Guerra civil, nos consta documentalmente que en 1941 se
emplazaba a Fulgencio del Moral Monteagudo, vecino de Hospitalet de Llobregat,
a comparecer en un Juzgado Militar de posguerra por un juicio sumarísimo
ordinario al que debía presentarse como acusado. [iii]
Volviendo a los orígenes familiares de nuestro
protagonista, cabe decir que su madre fue la cenizateña Domitila Vizcaíno,
acerca de quien no hemos encontrado datos documentales. El mismo Armando del
Moral, en su obra “Molinos sin Mancha”, evocaba la figuraba de su madre desde
su exilio norteamericano en estos términos: “Soy
hijo de una familia de diez hermanos, de los cuales vivimos cinco. Mi madre,
para la que como para todas las madres del mundo, sus hijos nunca dejamos de
ser niños, ha tratado de estar cerca de nosotros. En una de sus últimas cartas,
decía: “Lo único que siento es que me llegará mi último aliento sin poder
conocer a mis nietecitos y nuera de
América”. Cuando mi madre habla de
América, parece que está hablando de otro mundo. Y en verdad, para ella es un
mundo tan lejano, como la Luna nos parecía a nosotros. La única diferencia es
que en nuestro presente pensamos en que quizá lleguemos a viajar a los astros
vecinos, mientras que ella, para quien el viaje por tren desde España a Francia
fue una aventura extraordinaria, sabe que nunca podrá venir a “la América”
donde viven cuatro vidas que ella quisiera proteger”.[iv]
INFANCIA Y
PRIMERA JUVENTUD. Armando del Moral pasó sus primeros años de vida en
Albacete, donde aprendió sus primeras letras, según habría de evocar en sus
apuntes autobiográficos publicados ya en su exilio americano con el expresivo
título de “Molinos sin Mancha”: “Como en
el pasado podemos encontrar la raíz de males presentes, pasé la vista a un
libro de texto que hace más años de los que quiero recordar, leía en voz alta
en la escuela de Santa Quiteria, en un lugar de la Mancha que se llama
Albacete”. [v]
En su mencionada obra, Del Moral recordaba también
lo que supuso para su formación personal el traslado de residencia familiar a
Barcelona en su primera juventud: “Nacido
en Albacete, una ciudad de la legendaria Mancha, que por tener cuatro casas de
más de cinco pisos el escritor Azorín llamó “La Nueva York de la Mancha”, me
tocó educarme en la polifacética y super agitada Barcelona. Crecí cuando la
lucha entre los obreros, que aspiraban a crear sindicatos, y los patrones, que
se obstinaban en que no se fundasen, se dirimía a tiros y bombas por las
calles, amplias y bien trazadas, de la fabril y enfebrecida capital del
industrialismo español.
Les digo
todo esto porque, además de ese movimiento social, aprendimos, aquellos no
nacidos en Cataluña, el catalán y nos criábamos en el ambiente bilingüe que,
además, estaba, como dicen ahora “polarizado” entre proletarios y patrones.
Para mi desgracia, siempre vi las cosas desde el punto de vista más amplio de
que todos éramos humanos, por lo que me tocó recibir golpes de los dos extremos)”. [vi]
Años después, nuestro protagonista habría de
rememorar que en la nueva ciudad tildaban a su familia de "murcianos",
circunstancia de la que su padre extrajo prácticas recomendaciones para
adaptarse con éxito al ambiente barcelonés de la época: “Mi padre nos decía que era natural el recelo de los catalanes, porque
Murcia, Andalucía, Extremadura y otros lugares menos desarrollados, habían
venido a Barcelona cuando las huelgas de 1909 y 1917 y los inocentes
trabajadores resultaron ser los rompe huelgas. Ese resentimiento solamente se
puede vencer con la dedicación y el trabajo. En la escuela tenéis que ser los
primeros y en el trabajo, cuando llegue la hora, los más responsables y útiles...
En esta casa se hablará siempre español, pero procurar aprender pronto y bien
el catalán... llegará el día en que lo que se considera hoy insulto, "murciano",
se convertirá en timbre de orgullo. La mayoría de catalanes hablan español con
un acento peculiar, vosotros aprended el catalán de forma que no tengáis acento
castellano. La lucha por la vida es difícil de por sí, no debemos hacerla, además,
cruenta y maldita". [vii]
EN LA GUERRA
CIVIL. En su juventud, Del Moral fue miembro de la Agrupación Pro Cultura
Faros (Ateneo Libertario) de Barcelona y, asimismo, militó en las Juventudes
Libertarias de Cataluña. Colaboró en varias cabeceras de la prensa anarquista
como, por ejemplo, “Solidaridad Obrera” y “Ruta”, órganos, respectivamente, de la C.N.T. y de las Juventudes
Libertarias de Cataluña.
Tras el estallido de la Guerra civil, en abril de
1938, se constituyó la A.J.A.C. (Alianza Juvenil Antifascista de Cataluña),
integrada por diversas organizaciones juveniles antifascistas, y se nombró el
Consejo nacional del nuevo organismo, correspondiendo a Armando del Moral la
Presidencia como representante de las Juventudes Libertarias de Cataluña. Del
Moral alcanzaba, así, una relevante posición política a la temprana edad de 22
años. [viii]
Participó en diversos mítines políticos durante la
contienda civil. Así, por ejemplo, en la Biblioteca de Catalunya, se conserva
un cartel anunciando un acto del 1º de mayo de 1938, en el que haría uso de la
palabra, entre otros, Armando del Moral, como representante de la Alianza
Juvenil Antifascista de Cataluña. [ix]
Asimismo, en julio de 1938 el diario
“Solidaridad Obrera” informaba sobre un mitin-conferencia en el que, entre
otros, intervino Armando del Moral, cuyo discurso versó sobre el tema:
“Acercamiento e influencia de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias a
las masas juveniles”. [x]
LA GIRA
AMERICANA DE 1938. Del Moral formó parte de la delegación encargada
de representar a los jóvenes antifascistas españoles en el II Congreso Mundial
de la Juventud para la Paz, celebrado en agosto de 1938 en Poughkeepsie, estado
de Nueva York. Nuestro protagonista se incorporó a esta delegación como
representante de las Juventudes Libertarias, junto con otros conocidos jóvenes
libertarios como Serafín Aliaga y Félix Martí Ibáñez. En total, formaron parte
de la delegación española, aproximadamente, una docena de jóvenes
representantes de distintas filiaciones políticas partidarias del bando
republicano: Juventudes Socialistas Unificadas, Juventudes Libertarias,
Juventudes de Izquierda Republicana, etc. [xi]
Una de las componentes de la delegación española
fue una jovencísima Teresa Pàmies, representante de las Juventudes Socialistas
Unificadas, quien dedicaría un capítulo de sus memorias de la Guerra civil a
recordar las circunstancias de este Congreso internacional: “La delegación de la España republicana fue
muy representativa, con la exclusión de los jóvenes comunistas ibéricos (POUM),
aunque el proceso a su partido no se inició hasta octubre. Sin embargo, la
juventud anarquista estuvo allí, delegada en tres importantes dirigentes:
Serafín Aliaga, Félix Martí Ibáñez y un muchacho llamado Del Moral,
exactamente, Armando del Moral”. [xii]
La delegación española
tenía encomendada una labor diplomática para emitir un llamamiento de socorro
internacional en auxilio del bando republicano. A la conclusión del Congreso,
algunos de los componentes de la delegación iniciaron, asimismo, una gira por
los EEUU con el fin de abogar por la causa republicana entre movimientos
sociales, organizaciones sindicales y dirigentes del Partido Demócrata
norteamericano. Tal fue el caso de los delegados libertarios Félix Martí Ibáñez
y Armando del Moral, quienes tras el Congreso Mundial de la Juventud, habrían
de protagonizar durante semanas multitud de actos propagandísticos por toda la
geografía norteamericana en una extensa gira antifascista patrocinada por la
S.I.A. (Solidaridad Internacional Antifascista). Asimismo, Ibáñez y del Moral
se encargaron de representar a la C.N.T. en el Congreso Obrero Latinoamericano
y en el Congreso Internacional contra la Guerra, celebrados ambos en Méjico
bajo los auspicios de su Presidente Lázaro Cárdenas.
Tras el regreso de los dos
jóvenes libertarios a Barcelona en diciembre de 1939, la prensa republicana
daba noticia del éxito de su misión internacional: “Recientemente llegaron a Barcelona,
procedentes de los Estados Unidos, los camaradas Armando del Moral y Félix
Martí Ibáñez. Salieron de España hace tres meses para tomar parte en el
Congreso de la Juventud que se celebró en Norteamérica, y prolongaron su
estancia en el país a fin de trabajar en provecho de la causa española. En
diversas ocasiones, la prensa ha recogido noticias de la gran “tournée” de
propaganda que por cuenta de S.I.A. han verificado en el país. Decenas de
mítines y conferencias, exposiciones documentales de la guerra española, una
actividad incansable, que ha levantado oleadas de simpatía y entusiasmo por
nuestra causa. Los camaradas Martí Ibáñez y Del Moral vienen magníficamente
impresionados. Aseguran que es tal vez en Norteamérica donde mejor se comprende
el significado de nuestra lucha”. [xiii]
En una entrevista periodística, Félix Martí Ibáñez
(1911-1972) valoraba así la aportación de Armando del Moral en su gira
americana: “En unión de mi joven
compañero, Armando del Moral, cuya labor ha sido meritísima, y compenetrada con
la mía, destacando su obra en el aspecto juvenil, he recorrido toda
Norteamérica, en varias direcciones, celebrando más de cincuenta actos para
público español, hispanoamericano y americano”. [xiv]
[i] Actas de las Sesiones celebradas por la Comisión
Municipal Permanente del Ayuntamiento de Albacete, Años 1924-1925, pp. 108-109.
[ii]Así,
por ejemplo, en los diarios “La Tierra”, 18 de febrero de 1932, y “Solidaridad
Obrera”, 11 de octubre de 1936.
[iii] “La
Vanguardia Española”, 3 de diciembre de 1941.
[iv] Armando del Moral, “Molinos sin Mancha”, 1973,
páginas 108.
[v] Armando del Moral, “Molinos sin Mancha”, 1973,
páginas 234. Asimismo, rememora la figura de su maestro Don César en las pp.
112-116.
[vi] Armando del Moral, “Molinos sin Mancha”, 1973,
páginas 117.
[viii] “La Hora” (Valencia), 9 de abril de 1938.
[x]
“Solidaridad Obrera” (Barcelona), 22, 23, 24 y 26 de julio de 1938.
[xi] Una nota de “Solidaridad Obrera”
con la composición de esta delegación se reproduce en el Diario de Córdoba, 24
de agosto de 1938.
[xii]
Teresa Pàmies, “Cuando éramos capitanes”, 1974, Segunda Parte, capítulo “Uno”.
[xiii] Diario “La Libertad” (Madrid), 21
de enero de 1939.
[xiv] Diario “Solidaridad Obrera” (Barcelona),
5 de enero de 1939.