Muerte de Gerda Taro, estampa de 1938 |
En
2005, en el número 5 de la revista Zenizate, se publicaron sendas fotografías
de dos tanquistas cenizateños en el frente de la Guerra Civil española. En una
de ellas, se veía a Aníbal González Gil con un soldado ruso, ambos sobre un
tanque; y en la otra, aparecía Fernando Plaza García entre otros soldados,
igualmente subidos a un tanque. Dejamos para el final de este artículo las
consideraciones en torno a la cronología, ubicación e incluso autoría de estas
instantáneas.
Ambas
imágenes fueron gentilmente cedidas para su publicación en la revista Zenizate
por Fernando Cambronero Tornero, quien había tenido acceso a los originales a
través de su tío Fernando Plaza García, segundo de los tanquistas citados.
Años
después, en 2009, el mismo Fernando Cambronero revelaba al diario “El País” las
espectaculares circunstancias relacionadas con una de estas imágenes de
tanquistas cenizateños en el frente bélico. Según las informaciones orales de
su tío Fernando Plaza, resultaría que el tanquista Aníbal González Gil habría
conducido el carro de combate que accidentalmente había atropellado a la foto
reportera Gerda Taro en la batalla de Brunete el 25 de julio de 1937. Según
este relato oral, en la confusión de la retirada, Aníbal González no se
apercibió del atropello y sólo supo de éste cuando, un tiempo después, Fernando
Plaza, su paisano y conductor de otro de los tanques, se lo hizo saber con la
frase: “¡Te has cargado a la francesa!”.
Con
sus revelaciones, Fernando Cambronero ponía nombre al involuntario protagonista
del accidente mortal de Gerda Taro y sacaba a la luz pública una fotografía que
ha tenifo, desde entonces, enorme difusión en los círculos especializados en el
reporterismo gráfico de nuestra Guerra Civil.
La
historia de las últimas horas de la intrépida reportera ha sido contada en
infinidad de versiones que en sustancia coinciden en la siguiente serie de hechos básicos. En julio de 1937, Gerda
Taro se hallaba en Madrid, cubriendo la batalla de Brunete para diarios
parisinos afines al Frente Popular francés, tales como “Ce Soir”, “Vu”, etc. Gerda
decidió hace una última visita al frente bélico en el último día previo a su
regreso a París, donde planeaba reunirse con su pareja sentimental, el también
reportero Robert Capa. Así, acompañada del corresponsal de guerra canadiense
Ted Allan (1916-1995) y pertrechada de su cámara Leica III, se presentó en el
frente de Brunete en los instantes previos a una ofensiva del bando nacional.
Gerda
Taro desoyó las advertencias de peligro del
general Walter y los ruegos de su
acompañante Ted Allan. Ambos reporteros se instalaron en una trinchera y Gerda
tuvo ocasión de realizar un reportaje fotográfico del ataque del ejército
nacional y la retirada en desbandada de las fuerzas republicanas. Estas últimas
instantáneas de Taro fueron captadas en condiciones de riesgo extremo, en el
fragor de un intenso fuego enemigo de bombas, metralla y obuses. En especial, las
posiciones republicanas fueron machacadas desde el aire por los bombarderos
Heinkel He 111 y los cazas biplano Heinkel He 51 de la Legión Cóndor alemana.
Finalmente,
Gerda Taro y su acompañante evacuan su posición y se unen a un médico escocés
en su retirada por la carretera hacia Villanueva de la Cañada. Al llegar a esta
población, socorren a un herido al que suben en un tanque republicano a fin de
trasladarlo a un puesto de socorro cercano. Ellos mismos suben también sobre el
carro de combate, que va seguido de otros cuatro tanques. Llegados al puesto de
socorro, Taro y Allan siguen su camino por la carretera hacia El Escorial y se
encuentran con un vehículo negro que transporta heridos. Algunas versiones de
la historia señalan que podría tratarse del automóvil del general Walter. Debido
a la falta de espacio, suben ambos al estribo derecho del vehículo, depositando
las cámaras de Taro en su interior.
De
repente, en un momento de confusión producido por el ataque en vuelo rasante de
la aviación alemana, un tanque irrumpe, zigzagueante, en la carretera,
obligando al conductor del vehículo negro a maniobrar bruscamente para evitar
el choque.
Según
la versión más extendida de los sucesos posteriores, al parecer, el vehículo
negro logró esquivar el impacto, si bien el carro de combate rozó el flanco
derecho del coche, derribando del estribo a Taro y Allan. Algunas fuentes
sitúan al acompañante de Taro en el estribo izquierdo y explican de esta forma
que Allan sufriera lesiones menores en el accidente. La mayoría de las
versiones consultadas, sin embargo, coinciden en que Taro fue arrollada
inadvertidamente por el tanque.
Los
instantes posteriores al accidente fueron de gran confusión motivada,
nuevamente, por un ataque aéreo. Taro y Allan fueron trasladados, por separado
y en distintas ambulancias, hasta el hospital inglés del Goloso en El Escorial.
Tras ser intervenida quirúrgicamente sin anestesia, Gerda Taro fallecía horas
después, en la madrugada del 26 de julio de 1937.