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Retrato nº 1: D. Alonso Núñez de Haro. |
El
más preclaro descendiente de nuestra población nació, en realidad, en
Villagarcía del Llano (Cuenca) el 31 de octubre de 1729, hijo de García Núñez de Haro, natural de Cenizate (Albacete), y de Ana
María de Peralta y Oñate, natural de Quintanar del Rey (Cuenca). Sacerdote
políglota y de vasta cultura, fue
arzobispo de México durante cerca de 28 años, desde 1772 hasta su muerte; y
virrey de la Nueva España durante un breve período de tres meses en 1787. En
1792 el rey Carlos IV lo condecoró con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. Murió
a la edad de 70 años en la Ciudad de México el 26 de mayo de 1800.
ORÍGENES FAMILIARES. D. Alonso Núñez de Haro y Peralta
descendía de familias de hacendados procedentes de Cenizate y Quintanar del
Rey, por vías paterna y materna respectivamente.
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Casa del Arzobispo en Villagarcía del Llano. |
En
el libro de bautismos de la iglesia de Cenizate correspondiente al período
1614-1713, se halla, en efecto, inscrita la partida bautismal de García Núñez de Haro, nacido el 28 de enero
de 1691, hijo de Pedro Núñez Garrido e Isabel de Haro Grimaldos. [1]
En
las Respuestas de Cenizate al cuestionario del geógrafo Tomás López, en 1786, se
señalaba a este respecto que: “los Padres y Ascendientes del Señor
Arzobispo de Méjico son de este Lugar, los que viven en villa Garcia de Cuenca,
en donde a Nacido dicho Señor Arzobispo actual, y su Hermano Don García de Aro,
Corregidor actual de Yniesta”. [2]
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Iglesia parroquial de Villagarcía del Llano. |
En
un testamento de Villagarcía de Haro en 1753, la otorgante Mariana de Haro y
Peralta se declaraba “hija lexítima de
don Garzía Núñez de Haro y de doña Ana María de Peralta; aquel natural del
lugar de Zenizate y ésta de la villa del Quintanar, ambos vezinos desta villa
de Villagarzía y en la que tienen su domizilio”. [3]
Según
los documentos citados, del matrimonio entre García Núñez de Haro y Ana María
de Peralta nacieron, al menos, los tres hijos referidos: nuestro protagonista y
sus hermanos García, corregidor de Iniesta, y Mariana, cuyo testamento acabamos
de citar. En Villagarcía del Llano se conserva la llamada “Casa del arzobispo”,
domicilio familiar de los padres de D. Alonso Núñez de Haro.
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Retrato nº 2 de Núñez de Haro. |
Según
el historiador conquense Torres Mena, en
el período 1790-1796 el arzobispo Núñez de Haro promovió a sus expensas la obra
de una nueva iglesia parroquial en su población natal, a estilo de la catedral
de México en miniatura. [4]
EDUCACIÓN E INICIOS DE
SU CARRERA. Suponemos que en sus primeros años contaría con la
tutela del cura de Villagarcía del Llano, D. Pedro Núñez Garrido, personaje vinculado familiarmente a
nuestro protagonista, de quien nos consta que fundó en Cenizate una llamada
“Pía memoria de la escuela”. [5]
En años posteriores, debió gozar de la tutela e instrucción del obispo de Maxulea y obispo auxiliar
de Toledo, D. Andrés Núñez Monteagudo,
natural de Villamalea y, según algunos documentos, “tío” del futuro arzobispo
de México. D. Andrés Núñez Monteagudo fue obispo auxiliar de Toledo desde
1739 hasta su fallecimiento en 1761. [6]
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Retrato nº 3 por José de Páez. |
Posteriormente, D. Alonso Núñez de Haro estudió filosofía
y teología en la universidad de Toledo, además de las lenguas hebrea, caldea, griega, latina, italiana y
francesa. Tras recibir la borla de doctorado a la edad de 18 años, ingresó en el Real Colegio Mayor de
San Clemente de los Españoles en Bolonia,
donde concluyó sus estudios teológicos, siendo posteriormente catedrático de
Sagradas Escrituras y rector del mismo colegio.
En virtud de sus méritos, el Papa Benedicto XIV
(1740-1758) dio cartas de recomendación dirigidas al infante D. Luis de Borbón
y Farnesio, arzobispo de Toledo, “con
particulares elogios de la gran Instrucción y Literatura de un Joven que a la
sazón contaba solos veinte y tres años de edad”. [7]
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Retrato nº 4 de Núñez de Haro. |
Con
estos avales, pudo ejercer como catedrático en la universidad de Ávila y como canónigo
en Segovia, entre otros cargos menores. Los inicios de su carrera eclesiástica
distaron de ser fulgurantes, como acertadamente
observa el historiador Paniagua Pérez: “(…) algunos prelados con espíritu ilustrado tuvieron problemas en su
carrera eclesiástica. Así, por ejemplo, a Núñez de Haro no se le concedió una
canonjía en Toledo a pesar de la petición de Benedicto XIV, como tampoco la de
magistral de Cuenca y, sólo en 1756, se le dio una canonjía en Segovia, desde
donde saldría para ser arzobispo de México en sustitución de Lorenzana”. [8]
ARZOBISPO DE MÉXICO. Debido a sus destacadas virtudes,
ya en 1771 fue propuesto al rey Carlos III para que se hiciera cargo del
arzobispado de la Nueva
España, nombramiento
que recibió el día 12 de septiembre de 1772, ocupando, así, la sede episcopal
que había dejado vacante D. Francisco Lorenzana (1722-1804) al ser designado
cardenal de Toledo.
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Retrato nº 5: Núñez de Haro virrey. |
Como
arzobispo de México, Núñez de Haro fundó la Casa de Niños Expósitos del Señor
San José, el Convento de Capuchinas en Guadalupe, el Seminario de Tepozotlán, el
Hospital de San Andrés, etc. Asimismo, reformó varias órdenes religiosas,
sujetándolas a normas más estrictas de clausura, e impulsó la terminación de la Capilla del Pocito en
Guadalupe y las obras de la Catedral Metropolitana en la Ciudad de México.
La
labor del arzobispo Núñez de Haro se ajustó a la norma de actuación mostrada
por los prelados americanos ilustrados de su época, según la formulación del
mencionado historiador Paniagua Pérez: “casi
todos los prelados americanos nombrados durante el reinado de Carlos III
tuvieron en común el deseo de una mejora de la sociedad (…) En sus diócesis
trataron de mejorar las infraestructuras, de desarrollar la actividad
económica, de potenciar la beneficencia y la educación, de formar a su clero, de
fomentar la vida misional…, es decir, de desarrollar sus territorios en todos
los sentidos”. [9]
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Retrato nº 6 de Núñez de Haro. |
LA CONDENA DE FRAY
SERVANDO TERESA DE MIER. Un conocido
episodio del arzobispado de Núñez de Haro fue provocado por el famoso sermón
que fray Servando Teresa de Mier pronunció el 12 de diciembre de 1794, día de
la festividad de la virgen de Guadalupe, en el cual, a presencia del virrey
Revillagigedo y autoridades, se pretendía demostrar que el culto a la virgen de
Guadalupe era prehispánico y no había, por lo tanto, motivos para agradecer a
España la implantación de la fe cristiana en México.
En
un edicto de condena a Teresa de Mier, dado en marzo de 1795, Núñez de Haro
declaraba “por falsa, apócrifa, impía e
improbable la Historia de la Imagen de NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE que predicó
el citado P. Mier, y que por tanto contiene su Sermón una doctrina
escandalosa…”.
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Carta pastoral de 1777. |
En castigo por haber pronunciado
semejante sermón, el arzobispo Núñez de Haro acusó a Teresa de Mier de herejía
y blasfemia ante el Santo Oficio y le condenó a diez años de exilio en el
convento dominico de Las Caldas (Cantabria). Además, fray Servando fue
desposeído de su grado de doctor e incapacitado a perpetuidad para el ejercicio
de la enseñanza, sermones o confesiones.
Posteriormente,
escapó el sancionado fraile del convento de Caldas pero fue capturado y nuevamente
encarcelado en el convento de San Francisco de Burgos. La tesis de su sermón
fue revisada por teólogos de la Inquisición, quienes determinaron que no hubo
blasfemia ni herejía; sin embargo, las influencias ejercidas por el arzobispo
Nuñez de Haro impidieron su absolución. Ya en 1801 hubo de escapar por segunda
vez y refugiarse en Francia. La historia del indómito Teresa de Mier habría de
continuar con sus novelescos giros que trascienden ya del ámbito de nuestro
artículo.
El escritor uruguayo Eduardo
Galeano (1940) en un texto titulado “El fraile que se fugó siete veces”,
recogido en la entrada correspondiente al “14 de diciembre” en su obra "Los
hijos de los días" (2011), resume la persecución de que fue objeto fray Servando por parte
de Núñez de Haro con las siguientes palabras:
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Constitución de Casa de Expósitos en 1775. |
“En 1794, el arzobispo de México, Alonso Núñez
de Haro, firmó la condenación de fray Servando Teresa de Mier. En el
aniversario de la visita de la Virgen María a tierras mexicanas, fray Servando
había pronunciado un sermón, ante el virrey, el arzobispo y los miembros de la
Real Audiencia. Más que sermón, un cañonazo. Fray Servando se había atrevido a
afirmar que no había casualidad ni coincidencia: la Virgen María era la diosa
azteca Tonantzin, (…). Por haber cometido escandalosa blasfemia, fray Servando
fue despojado de su título de doctor en filosofía y se le prohibió, a
perpetuidad, enseñar, recibir confesiones y pronunciar sermones. Y fue
condenado al destierro en España. A partir de entonces, siete veces estuvo
preso y siete veces se fugó, peleó por la independencia mexicana, escribió las
más feroces y divertidas calumnias contra los españoles y también escribió
serios tratados sobre el proyecto de república, libre de ataduras coloniales y
militares, que él proponía para cuando la nación mexicana fuera dueña y señora
de sí”.
VIRREY DE LA NUEVA
ESPAÑA. El 8 de
mayo de 1787, sabida en la corte la muerte del virrey Bernardo de Gálvez, acaecida el 30
de noviembre anterior, D. Alonso Núñez de Haro fue nombrado virrey interino de
la Nueva España,
cargo que ocupó hasta el 16 de agosto del mismo año, en que
llegó a la Ciudad de México el nuevo virrey Manuel Antonio Flores.
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Sermones escogidos de 1806. |
Su
breve ejercicio del cargo habría de merecer un juicio positivo a los
historiadores del gobierno virreinal de México: “El efímero gobierno del Arzobispo Núñez de Haro fue a placer de todos,
pues se condujo con prudencia como fino cortesano y caballero que era”. [10]
En
1792 fue condecorado con la Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III, con la
que sería retratado en múltiples ocasiones. Falleció en 1802 a la
edad de 70 años y después de casi tres décadas de largo pontificado mexicano.
Según los testimonios de la época, sus exequias se celebraron con pompa y aparato
virreinal.
OBRA LITERARIA. El arzobispo Núñez de Haro dio a la imprenta mexicana
numerosas cartas pastorales, pláticas, edictos, providencias, sermones, etc.
Sus
numerosas cartas y edictos pastorales versaron sobre variados asuntos
doctrinarios y organizativos de la diócesis, tales como el sacramento de la
confirmación, la visita pastoral a los pueblos, las obligaciones cristinas con
Dios y con el rey, medidas contra especulación y usura, etc. En ocasiones, sus
edictos trataban sobre aspectos sanitarios de la vida diocesana: sobre “la
operación llamada parto cesáreo”, sobre la epidemia de viruelas, etc.
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Relación de las exequias de 1802. |
En
1775 publicó las Constituciones de la Real Casa de Niños Expósitos; en 1777 las
Constituciones del Seminario de Tepozotlán; en 1795 su ya mencionado edicto de
condena al sermón predicado por fray Servando Teresa de Mier, etc.
A
su muerte, se publicó en México en 1802 una Relación de la fúnebre ceremonia y exequias de Don Ildefonso Núñez de
Haro y Peralta …, con diversos panegíricos, sermones y composiciones
poéticas diversas dedicadas a la memoria del finado arzobispo. Posteriormente,
en Madrid, en 1806, se publicaron en tres tomos sus Sermones escogidos, pláticas espirituales y cartas pastorales,
anteriormente impresas en México.
RETRATOS. Conocemos numerosas pinturas y
grabados representando a nuestro personaje, algunas de estas obras de notable calidad
y destacada importancia en la evolución de la pintura novohispana.
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Retrato nº 7con la Virgen de Guadalupe. |
Retrato nº 1: En el primero de
estos lienzos, Núñez de Haro está representado de medio cuerpo, vistiendo sobrepelliz
blanca y capa roja. De su cuello penden rica cruz pectoral y banda azul y
blanca con Gran Cruz de la Orden de Carlos III. Con su mano izquierda bendice y
con la derecha sostiene el báculo. A su izquierda se aprecia la mitra episcopal.
Debajo del cuadro, en una cartela se lee la inscripción siguiente: “EL EXMO. E ILLMO. S. D. D. ALONSO NUÑEZ DE
HARO, Y / Peralta. Dignisimo Arzobispo
de esta Sta. Metropolitana Iglesia de México, del Consejo de S. M. / Cavallero
Gran Cruz de la Real y distinguida Orden Española de Carlos III e Ynterino
Virrey Gover- / nador y Capitan Gral. de esta N. E. y Presidente de su Real
Audiencia y Chancillería de esta Corte. Vice Pro- / tector de esta Real
Academia de S. Carlos. Juró dhos. empleos dia 8 de Mayo de 1787 hasta 16 de Agosto
del mismo año”.
Esta obra, al igual que los dos siguientes
retratos, se conserva en el Museo
Nacional del Virreinato en Tepozotlán (México). Las tres obras podrían
datarse en fechas posteriores a 1792, ya que éste fue el año en que Núñez de
Haro recibió la condecoración mostrada en todas estas imágenes.
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Retrato nº 8: Glorificación de la Inmaculada, 1774. |
Retrato nº 2: El segundo de estos
cuadros representa al arzobispo de cuerpo entero con similares vestimentas y
fondo que en el caso anterior, con la única diferencia de que su mano izquierda
sostiene unos papeles.
Retrato nº 3: Obra firmada por el
pintor mexicano José de Páez (1720-1790). El arzobispo aparece de cuerpo
entero, en actitud de bendecir con su mano derecha, mientras que en la
izquierda sostiene un bonete. El fondo está compuesto por puerta de vidrios
azules, mesa dorada, estanterías con libros, etc. A la derecha, en una cartela
ovalada se lee una inscripción con datos biográficos del personaje.
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Retrato nº 9 de Núñez de Haro. |
Retrato nº 4: En la página web de
la casa de subastas Christie’s hemos localizado otro retrato del arzobispo
atribuido a un seguidor de José de Páez. [11]
Retrato nº 5: Obra perteneciente
a la serie de retratos virreinales. Núñez de Haro, de medio cuerpo, ataviado de
alba blanca bajo capa morada ribeteada en rojo, con la mitra arzobispal al
fondo, sostiene un documento en su mano derecha. El rostro del virrey no parece
estar resuelto con la misma calidad que las manos y la rica cruz con pedrería sobre
su pecho. La obra se fecha en 1787 y se conserva en el Museo Nacional de
Historia de México.
Retrato nº 6: Retrato de medio
cuerpo, similar en actitud y fondo a la obra de José Páez mencionada
anteriormente, si bien con la diferencia de que, en este caso, la Gran Cruz de
la Orden de Carlos III ha sido sustituida por una cruz menos ostentosa. Al
parecer, en la iglesia parroquial de Villagarcía del Llano se conserva una
copia de este retrato.
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Retrato nº 10 por Ximeno y Planes. |
Retrato nº 7: Retrato
del arzobispo D. Alonso Núñez de Haro y del abad José Félix Colorado bajo
protección de la Virgen de Guadalupe, obra del pintor Ramón Torres. Conservado en el Museo de la Basílica de Guadalupe.
En esta representación, la figura del arzobispo es exactamente igual a la
considerada en el retrato anterior.
Retrato nº 8: La obra “Glorificación de la Inmaculada”
data de 1774 y fue realizada por el pintor tardobarroco Francisco Antonio
Vallejo (1722-1785). La pintura conmemora la gracia que el monarca Carlos
III había recibido del Papa Clemente XIV para incorporar la advocación de
“Inmaculada” a la Virgen María. En un plano superior, rodeada de una apertura
de gloria y santos tutelares, la figura de la Virgen marca un eje vertical que
divide la escena inferior en dos partes: el poder político, representado por el
monarca Carlos III y el virrey don Antonio María de Bucareli a la derecha, y el
eclesiástico, personificado por el Papa Clemente XIV y el arzobispo Núñez de
Haro a la izquierda, todos ellos de rodillas y mostrando su devoción. Se
conserva en el Museo Nacional de Arte de México.
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Retrato nº 11 por José Maea. |
Retrato nº 9: Retrato
conservado en la Catedral Metropolitana de México, en el que se aprecia al
arzobispo Núñez de Haro, con la Gran
Cruz de la Orden de Carlos III, entregando libros a jóvenes ataviados con
túnicas de color rojo.
Retrato nº 10: En la Biblioteca
Nacional de España se conservan dos grabados de Núñez de Haro. El primer
grabado representa al arzobispo con la mano izquierda sobre un libro y la
derecha sosteniendo papeles. Al fondo se ve una estantería con libros. Es obra
dibujada por el pintor Rafael Ximeno y Planes (1759-1825) y grabada en
México en 1798 por el grabador José Joaquín Fabregat (1754-1807).
Retrato nº 11: El segundo grabado
presenta un medallón ovalado con el busto del arzobispo, enmarcado por lazo,
símbolos y leyenda latina del Eclesiastés: “Adeptus est gloriam in conversatione gentis.
Eccli. Cap. L. V. 5”. Fue dibujado por el pintor José Maea (1760-1826) y grabado por José Castro en Madrid en 1806.
HERMANOS Y SOBRINOS. La hermana del arzobispo, Dª
Mariana de Haro y Peralta, falleció sin descendencia poco después de otorgar
sus referidas últimas voluntades de 1753. De esta forma, la saga familiar de nuestro protagonista sólo pudo continuar con los
descendientes de su hermano García Núñez de Haro. [12]
Consta
en la documentación de la época este hermano de D. Alonso Núñez de Haro
ocupando diversos cargos administrativos como: corregidor y justicia mayor en
la villa de Albacete en 1771; corregidor de Iniesta en 1786; miembro del
Consejo de Su Magestad en 1790; corregidor de las villas de Iniesta y
Villanueva de la Jara en 1791; etc. [13]
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Árbol genealógico de D. Alonso Núñez de Haro y sus familiares. |
Del
matrimonio de este hermano D. García Núñez de Haro con Elena Ortega Pardo de la
Casta, natural de Alcalá del Júcar, hubo numerosa descendencia, entre la que
destacamos dos casos eminentes: [14]
-Ana Núñez de Haro y Ortega, hija de D.
García y sobrina de D. Alonso Núñez de Haro, que viajó en el séquito del
arzobispo a su toma de posesión en México en 1772. A esta sobrina le acompañaba
en la ocasión su marido Joaquín Chacón y
Torres, mayordomo del arzobispo. Posteriormente, sabemos que una hija de la
pareja, llamada Josefa Chacón Núñez de
Haro, habría de casarse con el ilustre chinchillano Vicente Cano Manuel y Ramírez de Arellano (1774-1783), quien fuera Diputado
liberal en las Cortes de Cádiz, Ministro de Gracia y Justicia entre 1821 y
1822, Presidente del Tribunal Supremo de Justicia entre 1834 y 1838, etc.
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Firma del arzobispo Núñez de Haro. |
-Alonso Núñez de Haro y Ortega
(1762-¿?), hijo igualmente de D. García Núñez de Haro y de Dª Elena Ortega, que
fue sobrino y paje del arzobispo en el viaje a México en 1772. Licenciado en
Leyes por la Universidad de Alcalá. Colegial y profesor en el Real Colegio
Mayor de San Clemente de los Españoles en Bolonia, donde trabó amistad con Leandro Fernández de Moratín, quien habría
de citarlo en su correspondencia. Diputado en las Cortes de Cádiz, etc. [15]
Más
información sobre “Diputados en las Cortes de Cádiz relacionados con Cenizate” en esta otra entrada del blog.
Más
información sobre ciertas implicaciones literarias de la llegada a México de D.
Alonso Núñez de Haro en 1772, en la entrada “Influjo de amor en la corte indiana”
de este otro blog.
[1] Libro CEN-2 del Archivo Histórico Diocesano
de Albacete.
[2] Fernando Rodríguez de la
Torre y José Cano Valero, Relaciones
geográfico-históricas de Albacete (1786-1789) de Tomás López, IEA, 1987, p.
302.
[3] Pedro Joaquín García
Moratalla, Villagarcía a mediados del
siglo XVIII (1749-1761), Ayuntamiento de Villagarcía del Llano, 1998, p.
175.
[4] José Torres Mena, Noticias conquenses, 1878, páginas 813-814. Al respecto también se
pronuncia García Moratalla, Villagarcía
a mediados del siglo XVIII, p. 171.
[5] En 1702, siendo cura de
Bonete, predicó en la festividad de Santa Ana en Cenizate. En efecto, en junio
de 1702, la cofradía de Santa Ana, habiéndose enterado de que D. Pedro Núñez Garrido, cura
beneficiado de Bonete, tenía "boluntad de Pedricar en el dia de la
Señora Santa Ana", acordó que "se le diga y encomiende el Sermon y se le de lo que se
le acostumbra dar a los Pedricadores en estos años" (CEN-14). D. Pedro Núñez Garrido debió
ser el mismo que fundara una obra pía afectada por la desamortización de 1798 y
conocida como la "Pía memoria llamada de la Escuela, que fundó en este
Lugar Dn. Pedro Nuñez Garrido, Presbitero en la villa de Villa Garcia"
(Protocolos de 1803 del escribano de Villamalea Pardo de la Casta, AHPA, Caja
640).
[6] En la Respuesta de
Villamalea a Tomás López: "...fue natural de este Lugar el Ilustrisimo Don
Andres Nuñez Monteagudo, Obispo de Maxulea, Auxiliar de Toledo, y canonigo de
aquella Santa Yglesia, y Gobernador que fue del Obispado en tiempo del Señor
Ynfante Cardenal Don Juan". En la página X del “Sermón de honras…”
contenido en la “Relación de la fúnebre
ceremonia y exequias de Don Ildefonso Núñez de Haro y Peralta …”, se le
califica como “Tío Obispo” de D. Alonso Núñez de Haro.
[7] Noticia y cita procedente
de la dedicatoria al Arzobispo Núñez de Haro en el “Sermón panegírico al
celestial cíngulo de la pureza del angélico doctor Santo Tomás que (…) predicó
el Doctor D. Francisco Fernando de Flores”, México, 1795.
[8] Jesús Paniagua Pérez,
artículo "La actividad ilustrada de los obispos americanos en tiempos de
Carlos III" en páginas 123-154 de “España
y América entre el Barroco y la
Ilustración (1722-1804). II Centenario de la muerte del
Cardenal Lorenzana (1804-2004)”. Universidad de León. 2005. La cita está
tomada de la p. 131 y en ella he corregido el error de indicar “Benedicto XIX”
en lugar del correcto “Benedicto XIV”.
[9] Jesús Paniagua Pérez, op.
cit,. p. 131.
[10] Suplemento
a la historia de los tres siglos de México durante el gobierno español escrita
por el padre Andrés Cavo, tomo III, México, 1836, p. 72
[12] García Moratalla, Villagarcía a mediados del siglo XVIII,
pp. 153-160.
[13] García Moratalla, Villagarcía a mediados del siglo XVIII
(1749-1761), p. 179. La aldea de “los Molinos de Don Benito Pardo” en
Alcalá del júcar era propiedad de “don Garcia Nuñez de Aro natural de
Villagarcia”, según Fernando Rodríguez de la Torre y José Cano Valero, Relaciones geográfico-históricas de
Albacete (1786-1789) de Tomás López, p. 100.
[14] Elena Ortega era hija de
Benito Ortega, de Jorquera, y Ana Pardo de la Casta, de Alcalá, según Manuel de
Parada y Luca de Tena, “Diputados por la
provincia de Cuenca en las Corte generales y extraordinarias de Cádiz. Años de
1810 a 1813”. Hubo una sobrina llamada Isabel Ana, citada en el testamento
de Mariana de Haro y Peralta en 1753, según García Moratalla, Villagarcía a mediados del siglo XVIII,
p. 178.
[15] Moratín cita, por ejemplo,
a D. Alonso Núñez de Haro “Colegial del Colegio de España” en 1796, en la carta número 71 de su Epistolario publicado por René Andioc
en la Editorial Castalia, en 1973.