jueves, 6 de septiembre de 2012

El pintor Pedro Alfonso Fernández en Cenizate y Alcalá del Júcar



Tondo con inscripciones de la ermita de Santa Ana (1802).
El pasado mes de mayo del presente año 2012 se publicó el estudio sobre las Iglesias de Alcalá del Júcar a cargo de José Sánchez Ferrer y José Manuel Almendros Toledo dentro de la serie de Cuadernos Albacetenses del Instituto de Estudios Albacetenses.

Los autores continúan con esta nueva aportación una fructuosa labor, a veces por separado y en otras ocasiones en colaboración, de estudio sistemático del patrimonio artístico de los templos de nuestra provincia. En esta misma línea de investigación, cabría inscribir también el Estudio artístico de las iglesias de Cenizate publicado por José Sánchez Ferrer en la Serie Ensayos del Instituto de Estudios Albacetenses en 2006.

En el estudio de reciente aparición sobre la población ribereña del Júcar, ambos autores señalan una inequívoca conexión estilística entre las pinturas murales de ermitas de Alcalá del Júcar y Cenizate. 
Sin embargo, esta asociación entre las decoraciones murales de ambas ermitas no es, propiamente, una revelación novedosa, puesto que los restauradores Eva Morata Plá y Fabián Pérez Pacheco ya la habían planteado en el año 2000 en su Memoria técnica de restauración de las pinturas murales de la ermita de Santa Ana
En 2006, en su obra sobre Cenizate, Sánchez Ferrer pasaba por alto esta indicación y se limitaba a señalar lo siguiente al respecto de la cuestión de la autoría de las pinturas murales de la ermita de Santa Ana:

“El autor ha quedado en el anonimato, siendo probable que fuese el mismo pintor  que hizo las pinturas (tondos y frente de templo sobre el órgano) de la última fase de las de la parroquial” (página 169).

Un año después, en 2007, la revista Zenizate dio a la luz un artículo de Isidro Martínez García sobre “La cofradía de Santa Ana a finales del siglo XVIII y principios del XIX (1773-1806)”, en cuyas páginas 43-53 se analizaban las pinturas murales de la ermita de Santa Ana en Cenizate, fechadas en 1802, y se examinaba la sugerencia sobre su autoría formulada por los mencionados restauradores.

De manera documentada, Martínez García pudo confirmar esta impresión de los citados restauradores, identificando al pintor conquense Pedro Alfonso Fernández como el autor de las pinturales murales de San Lorenzo en Alcalá del Júcar y atribuyendo al mismo las pinturas de la ermita de Santa Ana en Cenizate e incluso parte de la decoración pictórica de la ermita de Consolación en Iniesta (Cuenca).

De esta forma, en el reseñado artículo de la revista Zenizate, se establecía una concreta autoría para las pinturas murales de la ermita de San Lorenzo y se proponían una serie de conexiones entre pinturas murales similares realizadas a finales del siglo XVIII y principios del XIX en tierras del sur de Cuenca y norte de Albacete.

No obstante estas relevantes aportaciones y citar este artículo de 2007 en su bibliografía, los autores de la reciente monografía sobre Alcalá del Júcar presentan estas mismas averiguaciones so capa de nuevos hallazgos, mostrando una incomprensible falta de rigor académico y de consideración hacia las fuentes consultadas.

Cartela de la ermita de San Lorenzo (1804).
Esta reformulación, con apariencia de novedad, de datos ya divulgados anteriormente se encuentra en las páginas 107-110 de la obra sobre las Iglesias de Alcalá del Júcar, en el epígrafe “Autores y cronología” referido a las pinturas murales de la ermita de San Lorenzo.

Extractamos, a continuación, los párrafos más significativos del epígrafe en cuestión (sin corregir evidentes erratas tipográficas en los textos transcritos):

“C.2.I.- Autores y cronología.
Creemos que para tratar de estos aspectos, lo mejor es comenzar con las informaciones que proporcionan las inscripciones de la cartela situada frente al retablo, un poco más abajo del arranque de la cúpula, y del interior del círculo de nubes de la hornacina pintada sobre el retablo; luego relacionaremos los datos con los del libro de la Hermandad que co­nocemos.

El escrito que puede verse en la cartela es el siguiente:

"SE PINTÓ ESTA CAPILLA, Í RETABLO. SIENDO OBISPO. DE CARTAGENA. EL YLLmo. Sr. Dn. BICTORIANOo LÓPEZ. GONZALO. CURA DE LA PARoQUIAL DE ALCALÁ. EL LIZdo. Dn. JUAN ESTEVAN ZEVRIAN. I MAYORDOMOS. ADMINIS­TRADORES. DE ESTA MILAGROSA YMAGEN. DE Sr. S. LORzo. DN. ANTONIO GARZIA. FLORES. TENIENTE DE DICHA YGLESIA. CON PEDRO XIMENEZ. AÑO DE 1804".

Los otros escritos se hicieron a lápiz y con letra tan pequeña que no pueden verse a simple vista desde el suelo del presbiterio; según Pérez González, fueron realizados por el artista a modo de documentos. Sus tex­tos fueron publicados en el año 2000 por Cristóbal Guzmán en un artículo de la Tribuna Dominical.

"Se pintó todo por Pedro Alfonso Fenz. y sus hijos, vecino del Picazo JurisDiczión deAlarcón en el año dcho. al Frete (1804) el mismo en que bale esta la cosecha De el trigo a 120 l. la fanega y a proporción los demás comestibles por cuya causa an muerto muchos infelizes, el S° S. Lorenzo nos ayude con su poderoso ynflujo, librándonos del ynfierno y tales calamidades, amén".
"El 1805 se continuo la pintura por los mismos. Siguió la ca­restía asta 140 l. la fanega y mayores epidemias".

Tondo con inscripciones de la ermita de Consolación (1787).
(…) Los datos coinciden con los indicados en el primer apunte que sobre las pinturas de la ermita se recogen en las cuentas del libro de la Hermandad: se pagaron 6.100 reales a Pedro Alfonso Fernández por el pintado del re­tablo y de la media naranja. (…) En las mismas cuentas en las que figura el pago anterior se registra otro de 1.500 reales al mismo maestro, éste por el pintado de las bóvedas, testeros y arcos de la segunda capilla, quizás lo que se realizó en 1805. Por tanto, en 1813 estaba pintada la mitad anterior de la ermita.

En 1815 dicho pintor, a quien en dos ocasiones se le cita como Pedro Fernández, recibía 1.200 reales por lo que había trabajado en la ermita, se­guramente en las bóvedas del segundo, tercer y cuarto tramos, en la pared del lado de la epístola del segundo tramo y en el techo del sotocoro, zonas donde ya habían concluido el grueso de las obras de albañilería porque dicho año Felipe Motilla cobró el pavimentado del edificio. (…)

La cúpula de San Lorenzo y la de la ermita de Santa Ana de Cenizate es­tán resueltas ornamental, cromática y estilísticamente de la misma manera. Son iguales la estructuración de la ornamentación de la cúpula, el croma­tismo, la estilística de las formas, la simulación de los mármoles y jaspes, la decoración de la clave con un gran rosetón, el empleo de capiteles con el motivo de volutas de perfil y, sobre todo, los rompimientos de gloria de los sectores, que poseen en ambas una estructura ornamental y una icono­grafía idénticas: una gran nube con un grupo de angelitos sobre ella, en la parte baja, y varias nubes pequeñas entre las que figuran cabezas aladas de ángeles, en la superior; todo sobre un fondo vaporoso de suaves tonos asal­monados, amarillos y marfiles surcado de numerosas nubecillas dispuestas en alineaciones horizontales provistas de cierta cadencia rítmica.

Tondo con inscripciones de la ermita de Consolación (1793).
Lo expuesto indica que el autor de las dos obras es el mismo, Pedro Alfonso Fernández y su taller. La estilística es la misma y la cronología compatible, ya que la de Cenizate se pintó en torno a 1802 y la de Alcalá comenzó alrededor de 1804. Además de la cúpula, las paredes de la ermita de Santa Ana estuvieron cubiertas de pinturas, que se han perdido, con la excepción de las de los semicírculos de los lunetos del presbiterio, por lo que, a la vista de lo que hasta ahora sabemos, es razonable atribuir también al maestro citado la decoración contemporánea que existía en dicha ermita.

Entre las distintas series de pinturas que adornan la parroquial de Ce­nizate hay una de cronología y estilística neoclásicas; está constituida por las de la sobrepuerta del coro y por las de los emblemas de los dos lunetos; también podrían ser incluidas en el grupo las destruidas representaciones de frentes de templo que había en los brazos de la nave del crucero. Para Pérez González, que también fue el restaurador de la pintura mural de Ce­nizate, la técnica de estas obras es semejante a la que tienen las de la ermita de Santa Ana, por lo que las considera realizadas por la misma mano; por tanto, como con las de Santa Ana, hay que atribuir esta serie parroquial al conquense Pedro Alfonso Fernández”.