viernes, 9 de mayo de 2014

Gerda Taro y el tanquista de Brunete en 1937



Muerte de Gerda Taro, estampa de 1938

En 2005, en el número 5 de la revista Zenizate, se publicaron sendas fotografías de dos tanquistas cenizateños en el frente de la Guerra Civil española. En una de ellas, se veía a Aníbal González Gil con un soldado ruso, ambos sobre un tanque; y en la otra, aparecía Fernando Plaza García entre otros soldados, igualmente subidos a un tanque. Dejamos para el final de este artículo las consideraciones en torno a la cronología, ubicación e incluso autoría de estas instantáneas.

Ambas imágenes fueron gentilmente cedidas para su publicación en la revista Zenizate por Fernando Cambronero Tornero, quien había tenido acceso a los originales a través de su tío Fernando Plaza García, segundo de los tanquistas citados.

Años después, en 2009, el mismo Fernando Cambronero revelaba al diario “El País” las espectaculares circunstancias relacionadas con una de estas imágenes de tanquistas cenizateños en el frente bélico. Según las informaciones orales de su tío Fernando Plaza, resultaría que el tanquista Aníbal González Gil habría conducido el carro de combate que accidentalmente había atropellado a la foto reportera Gerda Taro en la batalla de Brunete el 25 de julio de 1937. Según este relato oral, en la confusión de la retirada, Aníbal González no se apercibió del atropello y sólo supo de éste cuando, un tiempo después, Fernando Plaza, su paisano y conductor de otro de los tanques, se lo hizo saber con la frase: “¡Te has cargado a la francesa!”.

Con sus revelaciones, Fernando Cambronero ponía nombre al involuntario protagonista del accidente mortal de Gerda Taro y sacaba a la luz pública una fotografía que ha tenifo, desde entonces, enorme difusión en los círculos especializados en el reporterismo gráfico de nuestra Guerra Civil.

La historia de las últimas horas de la intrépida reportera ha sido contada en infinidad de versiones que en sustancia coinciden en la siguiente  serie de hechos básicos. En julio de 1937, Gerda Taro se hallaba en Madrid, cubriendo la batalla de Brunete para diarios parisinos afines al Frente Popular francés, tales como “Ce Soir”, “Vu”, etc. Gerda decidió hace una última visita al frente bélico en el último día previo a su regreso a París, donde planeaba reunirse con su pareja sentimental, el también reportero Robert Capa. Así, acompañada del corresponsal de guerra canadiense Ted Allan (1916-1995) y pertrechada de su cámara Leica III, se presentó en el frente de Brunete en los instantes previos a una ofensiva del bando nacional.

Gerda Taro  desoyó las advertencias de peligro del general Walter  y los ruegos de su acompañante Ted Allan. Ambos reporteros se instalaron en una trinchera y Gerda tuvo ocasión de realizar un reportaje fotográfico del ataque del ejército nacional y la retirada en desbandada de las fuerzas republicanas. Estas últimas instantáneas de Taro fueron captadas en condiciones de riesgo extremo, en el fragor de un intenso fuego enemigo de bombas, metralla y obuses. En especial, las posiciones republicanas fueron machacadas desde el aire por los bombarderos Heinkel He 111 y los cazas biplano Heinkel He 51 de la Legión Cóndor alemana.

Finalmente, Gerda Taro y su acompañante evacuan su posición y se unen a un médico escocés en su retirada por la carretera hacia Villanueva de la Cañada. Al llegar a esta población, socorren a un herido al que suben en un tanque republicano a fin de trasladarlo a un puesto de socorro cercano. Ellos mismos suben también sobre el carro de combate, que va seguido de otros cuatro tanques. Llegados al puesto de socorro, Taro y Allan siguen su camino por la carretera hacia El Escorial y se encuentran con un vehículo negro que transporta heridos. Algunas versiones de la historia señalan que podría tratarse del automóvil del general Walter. Debido a la falta de espacio, suben ambos al estribo derecho del vehículo, depositando las cámaras de Taro en su interior.
De repente, en un momento de confusión producido por el ataque en vuelo rasante de la aviación alemana, un tanque irrumpe, zigzagueante, en la carretera, obligando al conductor del vehículo negro a maniobrar bruscamente para evitar el choque.

Según la versión más extendida de los sucesos posteriores, al parecer, el vehículo negro logró esquivar el impacto, si bien el carro de combate rozó el flanco derecho del coche, derribando del estribo a Taro y Allan. Algunas fuentes sitúan al acompañante de Taro en el estribo izquierdo y explican de esta forma que Allan sufriera lesiones menores en el accidente. La mayoría de las versiones consultadas, sin embargo, coinciden en que Taro fue arrollada inadvertidamente por el tanque.

Los instantes posteriores al accidente fueron de gran confusión motivada, nuevamente, por un ataque aéreo. Taro y Allan fueron trasladados, por separado y en distintas ambulancias, hasta el hospital inglés del Goloso en El Escorial. Tras ser intervenida quirúrgicamente sin anestesia, Gerda Taro fallecía horas después, en la madrugada del 26 de julio de 1937.